jueves, 28 de mayo de 2009

LA BOLCHEVIQUE ENAMORADA (A. Kollontai)

26/05/09
Amores y desamores contra el heroico y trágico telón de fondo de la revolución rusa

La bolchevique enamorada
Alexandra Kollontai
Txalaparta
Buenos Aires, 2008
232 p.





Mi amigo vio el libro que apoyé sobre la mesa y preguntó de qué trataba.
–Es una novela de Alexandra Kollontai que acabo de leer y me pareció buenísima.
–¿Y cómo termina? ¿Al final, la protagonista se casa? –ironizó mi amigo sobre el título que llamaba su atención, demasiado romántico para lo que suponía podía escribir Kollontai.
–¡No! –le dije, redoblando su ironía- esta novela tiene un final feliz.
La novela que tenía sobre la mesa era La bolchevique enamorada, la única de Alexandra Kollontai quien, antes y después de esta experiencia literaria, se dedicó a escribir casi exclusivamente –con excepción de algunos relatos cortos[1]- artículos y folletos de propaganda. Quizás a esa escasa trayectoria se deban el tono duro de sus diálogos, la austeridad de recursos en la descripción de personajes y escenarios y la falta de pretensiones de su estilo. Como señala Jacqueline Heinen respecto de sus relatos cortos, y que bien puede atribuirse también a esta novela, “podemos irritarnos en más de una ocasión por el vocabulario empleado, la tonalidad a veces algo necia de ciertas escenas, pero ello no quiere decir que las lectoras de fines del siglo XX no se sientan muy afectadas por los problemas de fondo que plantea Kollontai a propósito del amor y de la vida de la pareja.”[2]
Sin embargo, a pesar de no tratarse de una excelente obra literaria, desde el punto de vista formal, La bolchevique enamorada es una novela de amor, histórica, de propaganda comunista y, además, de esas que provocan que no se pueda parar de leerlas hasta llegar al final, de un tirón. La bolchevique enamorada fue publicada en Moscú en 1927 y su autora decidió presentarla diciendo que no se trataba de “un estudio ético ni un cuadro de la vida en Rusia soviética. Es puramente un estudio psicológico de las relaciones sexuales del período de la postguerra.(…). Mi intención al escribir este libro es que sirva, aunque sea un poco, para combatir la vieja hipocresía burguesa de los valores morales y para demostrar una vez más que empezamos a respetar a la mujer, no por su ‘moral buena’, sino por su actuación, por su sinceridad, con respecto a los deberes de su clase, de su país y de la Humanidad en general.”[3]
Pero ¿quién era esta mujer que podía editar una novela sobre la vida en Rusia al mismo tiempo que el creador del Ejército Rojo –quien fuera junto con Lenin uno de los máximos dirigentes de la revolución de 1917- era expulsado del partido en el décimo aniversario de aquella gesta heroica?

De una infancia rica a la toma del poder

Alexandra había nacido en San Petersburgo el 31 de marzo de 1872, en el seno de una familia de ricos terratenientes, lo que le permitió educarse con un instructor particular en una nación donde sólo de cada trescientas muchachas tenía acceso a la educación media.[4] Siendo joven estudió historia del trabajo en Suiza y, en 1899, se afilió al Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR) donde se enroló en la fracción menchevique.[5]
Después de presenciar los acontecimientos del Domingo Sangriento, cuando centenares de obreros perecieron bajo los fusiles de la autocracia mientras –conducidos por un pope de la iglesia ortodoxa- peticionaban al Zar, Alexandra se involucró en el proceso revolucionario que conmocionó a Rusia, escribiendo artículos y organizando a las mujeres trabajadoras. Frente al ataque que recibió de la reacción por su labor entre las obreras, la corriente menchevique aclaró que se oponía a la política de organización independiente de las trabajadoras que ella llevaba adelante, en la editorial de su periódico Voz Socialdemócrata. Rápidamente, con la publicación de su artículo “Finlandia y el socialismo” –en el que Kollontai hace un llamamiento a la insurrección contra el régimen zarista- le llegó el exilio. En Europa, entró en contacto con los partidos socialdemócratas de Alemania, Gran Bretaña y Francia. Su nivel cultural y sus viajes son los que, el resto de su vida, le permitieron hablar fluidamente más de media docena de idiomas.
En el inicio de la Primera Guerra Mundial se opuso a ésta, al mismo tiempo que se unía definitivamente a los bolcheviques, viajando por Europa en una campaña contra la contienda imperialista. Algo similar a lo que sucede con su personaje de La bolchevique enamorada que “Fue admitida en la organización, pero Vassilissa no se hizo bolchevique inmediatamente. Discutió con los miembros del Partido. Les hizo varias preguntas, y se marchó indignada. Después de larga deliberación volvió por su propio impulso, diciendo: ‘Quiero trabajar con vosotros.’”[6]
Sin embargo, a pesar de su compromiso con esta causa, Kollontai no pudo participar de la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas convocada por Clara Zetkin en la que se acuñó la fórmula de compromiso de “guerra a la guerra”, entre las distintas delegaciones. La compañera de Lenin lo recuerda con estas palabras: “Kollontai había dejado a los mencheviques para esa época. En enero ella escribió a Vladimir Ilich y a mí, enviándonos un panfleto. ‘Mi estimada camarada –escribió Vladimir Ilich en retorno- (…). Según parece, usted no concuerda del todo con la consigna de la guerra civil y le asigna, por así decir, un lugar subordinado (y quizás aún condicional) ante la consigna de la paz. Y usted subraya que ‘debemos adelantar una consigna que nos una a todos’. Le diré francamente que lo que yo más temo en el momento presente es una unidad indiscriminada que, estoy convencido, es la más peligrosa y dañina para el proletariado.’”[7] Finalmente, Alexandra Kollontai pudo participar de la Conferencia de Zimmerwald, donde se reunieron delegaciones internacionalistas de la socialdemocracia europea. Allí acompañó la posición de la delegación bolchevique encabezada por Lenin quien planteaba, en minoría, que los socialistas debían romper la colaboración con los gobiernos burgueses, que era necesaria la movilización de las masas contra el social-chauvinismo y la transformación de la guerra en guerra revolucionaria. “Simpatizaba con los bolcheviques y admiraba a Lenin porque se oponía a la guerra de una manera muy resuelta.”, dice de su personaje Vassilissa, como si esta joven obrera bolchevique se tratara de su alter ego.[8]
Al estallar la revolución, en febrero de 1917, Alexandra Kollontai regresa a Rusia y es electa para el Comité Ejecutivo del Soviet de Petrogrado. Entretanto, Stalin sostiene que hay que consolidar las conquistas democrático-burguesas, proponiendo que el partido bolchevique apoye al gobierno provisional de Kerensky, cuando Lenin aún no había regresado de su exilio. Pero una minoría de obreros metalúrgicos, apoyados por Kollontai, resiste esta postura de Stalin, en sintonía con la visión del dirigente bolchevique que sostenía que los soviets eran organismos para el ejercicio del poder y que era necesario superar la revolución burguesa con la revolución proletaria.
En julio, Alexandra fue encarcelada junto a centenares de bolcheviques, después de que fueran derrotadas las jornadas donde miles de obreros y soldados levantaron la consigna de “todo el poder a los soviets”. “Cuando llegué a Rusia, Kollontai estaba en prisión”, relata la periodista norteamericana Louise Bryant. “Había sido exiliada por su oposición al zarismo. Fue encerrada nuevamente por discrepar con el gobierno provisional. Sabían que era una bolchevique y por aquel ‘crimen’ fue detenida en la frontera rusa bajo el vergonzoso cargo de ser una espía alemana. Fue liberada nuevamente porque no encontraron pruebas para procesarla. Fue detenida nuevamente y encarcelada por Kerensky después del levantamiento de julio, por haber dicho abiertamente que los soviets eran la única forma de gobierno para Rusia…”[9] Aún permanecía prisionera cuando fue elegida para integrar el Comité Central del Partido Bolchevique, el mismo que condujo la insurrección de octubre con el voto negativo de sólo dos de sus miembros: Zinoviev y Kamenev.
Tras la toma del poder, Alexandra Kollontai fue nombrada Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública, un cargo de nivel ministerial. “Jueves 8 de noviembre. Amaneció el nuevo día sobre una ciudad presa de la excitación y el desorden, sobre una nación agitada por una formidable tempestad. (…). Se nombraron comisarios temporales para los diferentes ministerios: para el de Negocios Extranjeros, Uritski y Trotsky; para el del Interior y Justicia, Rykov; para el de Trabajo, Chliapnikov; Hacienda, Menjinski; Asistencia Pública, Alejandra Kollontai… (…). Movidos por un solo impulso, todos nos encontramos súbitamente de pie, uniendo nuestras voces al unísono y lento crescendo de La Internacional. Un viejo soldado entrecano sollozaba como un chiquillo. Alejandra Kollontai contenía las lágrimas. El canto rodaba vigorosamente por la sala, estremeciendo las ventanas y las puertas y yendo a perderse en la calma del cielo. ¡La guerra ha terminado! ¡La guerra ha terminado!, gritó cerca de mí un joven obrero, con el rostro radiante.”[10]
Diez años más tarde, el mismo año en que se publicaba La bolchevique enamorada, la misma Alexandra homenajeaba a las mujeres que habían participado en esta gran gesta de la clase obrera rusa con las siguientes palabras: “Las mujeres que tomaron parte en la Gran Revolución de octubre, ¿quiénes fueron? ¿Individuos aislados? No, fueron muchísimas, decenas, cientos de miles de heroínas sin nombre quienes, marchando codo a codo con los trabajadores y los campesinos detrás de la bandera roja y la consigna de los Soviets, pasaron sobre las ruinas de la teocracia zarista hacia un nuevo futuro... (…). Cuando se rememoran los hechos de Octubre, no se ven rostros individuales sino masas. Masas sin número como olas de humanidad. (…). En el año de 1917, el gran océano de la humanidad empuja y se balancea, y una gran parte de ese océano está hecho de mujeres. Algún día el historiador escribirá sobre las hazañas de estas heroínas anónimas de la revolución, que murieron en el frente, que fueron baleadas por los blancos y soportaron las incontables privaciones de los primeros años después de la revolución, pero que continuaron manteniendo en alto la Bandera Roja del poder del Soviet y el comunismo.”[11] A una de esas heroínas, Alexandra la sacó del anonimato, le puso de nombre Vassilissa y la transformó en el personaje principal de su novela, esa “muchacha obrera” que “vestía blusa, falda y un cinturón de cuero” que también se había enrolado en el Partido Bolchevique al comienzo de la guerra, como la autora que le dio vida.

Asuntos públicos y privados de la “pequeña camarada”

Desde el ministerio de Asistencia Pública, la “pequeña camarada” –como la llamaban afectuosamente sus colaboradores- será una de las artífices de gran parte de las reformas que se introducen en la legislación sobre la mujer y la familia. Ahora, las mujeres soviéticas podrán elegir libremente su profesión, obtendrán un salario igual por el mismo trabajo que los hombres, tendrán asegurado su acceso en los empleos del Estado, quedarán prohibidos los despidos de mujeres embarazadas, las casadas ya no estarán obligadas a seguir a su marido y la educación será mixta. “Cuando fui nombrada delegada del pueblo para la Asistencia Pública, mi primera preocupación fue trabajar en la elaboración del decreto sobre la protección maternal. Fue entonces cuando la comisaría del pueblo para la Salud creó una sección encargada de la protección de las madres y de los niños e instaló el ‘palacio de la maternidad’.”[12]
Pero, a pocos meses de asumido el cargo, Kollontai renuncia por “razones de discrepancias de principio con la política actual.”[13] Se oponía al tratado de paz de Brest-Litovsk, firmado en marzo de 1918, después de arduas negociaciones para conseguir el armisticio con el fin de sacar al naciente estado obrero de la Primera Guerra Mundial, mientras se esperaba el avance de la revolución proletaria en Alemania. León Trotsky, comisario de Asuntos Exteriores, recuerda los debates suscitados por la firma del tratado: “La lucha, dentro del partido, hacíase cada día más violenta. (…). Lenin era partidario de que intentásemos diferir las negociaciones, capitulando inmediatamente caso de que se nos dirigiese un ultimátum. Yo era de opinión de que provocásemos la ruptura de las negociaciones, afrontando el riesgo de que Alemania volviese a atacarnos, para, en este caso, capitular ante la imposición evidente de la fuerza. Bujarin pedía que se llevase adelante la guerra, para de este modo abrir los horizontes revolucionarios.”[14] El 21 de enero, la posición de Bujarin ganó, provisoriamente, por 32 votos contra 15 para la de Lenin y 16 para la de Trotsky. Entre esos últimos votos obtenidos por el comisario de Asuntos Exteriores, se contaba el de Alexandra Kollontai. “‘¿No te da lástima de tu madre? ¡Eres la vergüenza de la familia! ¡Mezclada con los bolcheviques! Estás vendiendo tu país a los enemigos.’”, le recrimina a Vassilissa su madre, cuando en la novela, ésta apoya las negociaciones de Brest-Litovsk y decide irse a vivir con una amiga, abandonando la morada familiar.[15]
Las discrepancias de Kollontai sobre este asunto no impidieron, sin embargo, que impulsara la organización del Primer Congreso Panruso de Trabajadoras, donde se resuelve la creación de comisiones de agitación y propaganda entre las mujeres que fueron el embrión del Zhenotdel, la Secretaría de la Mujer del partido que publicará el periódico La Comunista. La tarea central del Zhenotdel era la organizar a las mujeres que no eran miembros del partido, para enseñarles sus derechos y comprometerlas en la construcción del estado obrero. La misma Kollontai rememora aquel congreso en sus recuerdos sobre Lenin: “En el tiempo en que el congreso fue convocado, algunos no apreciaron su importancia y significado. Recuerdo que había oposición de Rykov, Zinoviev y otros. Sin embargo, Vladimir Ilich declaró que el congreso era necesario.”[16]
Esta falta de comprensión y oposición de viejos dirigentes bolcheviques también aparece representada en su novela. “Vassilissa se enfadaba; discutía con los compañeros y se peleaba con el secretario del distrito. ‘¿Por qué han de ser los problemas de las mujeres menos importantes? Esta idea es común en vosotros. Por eso están las mujeres tan atrasadas. Pero no triunfaréis en la Revolución sin las mujeres.’”[17] En relación a los derechos de las mujeres, como el personaje de su novela, Alexandra “sabía lo que quería y, por lo tanto, no transigía. Muchos habían perdido el entusiasmo; poco a poco se quedaron rezagados, hasta que terminaron por quedarse en casa.” La dirigente bolchevique, como su personaje, continuaba igual “siempre luchando, siempre organizando algo, siempre insistiendo sobre un punto determinado.”[18]
Pero a pesar de la intensa actividad de estos primeros meses posteriores a la toma del poder, Alexandra Kollontai se hizo tiempo para casarse por segunda vez –según el nuevo código civil- con un camarada diecisiete años menor que ella, un héroe de la flota del Báltico. Trotsky, a propósito de retratar la vulgaridad de Stalin, en su inacabada biografía de éste, apunta una anécdota que involucra a la pareja: “De detrás del tabique llegó hasta nosotros el vozarrón de Dybenko: estaba hablando con Finlandia y la conversación era un tanto tierna. El corpulento y arrogante marinero de veintinueve años y negra barba había intimado hacía poco con Alexandra Kollontai, mujer de antecedentes aristocráticos, que conocía media docena de lenguas extranjeras y se acercaba a los cuarenta y seis. En ciertos círculos del Partido se murmuraba no poco a propósito de aquello. Stalin, con quien hasta entonces no había sostenido yo una conversación personal, vino hacia mí con una especie de inesperado alborozo, y señalando con el hombro hacia el tabique, dijo a través de una sonrisa forzada: ‘¡Ahí está ése con Kollontai, con Kollontai!’ Sus gestos y su risa me parecieron fuera de lugar y de una vulgaridad insoportable, especialmente en aquella ocasión y aquel lugar. No recuerdo si le contesté algo, volviendo la cabeza a otro lado, o si le respondí secamente: ‘Es asunto suyo.’”[19] Pero a pesar de la ternura demostrada en estos primeros días de matrimonio, Alexandra abandonará a Dybenko. Cuatro años más tarde le escribe: “No soy la esposa que necesitas, soy un individuo antes que una mujer.”[20]

La NEP y la Oposición Obrera

El invierno de 1920 a 1921 fue extremadamente crudo, las bajas temperaturas y el hambre causaron dos millones de muertes. La revolución persistía en medio de enormes dificultades: la producción agrícola había descendido en un 60% respecto de 1914, la producción industrial había quedado reducida a un 15%. Lenin decía: “El proletariado es la clase que participa en la producción de bienes materiales en la industria capitalista a gran escala. En la medida en que la industria a gran escala ha sido destruida, en la medida en que las fábricas están paradas, el proletariado ha desaparecido.”[21] Y esto tenía consecuencias políticas: el Estado se apoyaba en una clase obrera diezmada por la guerra civil, el hambre y porque los trabajadores se volvían al campo en busca de comida.
Los marineros de Kronstadt, en el Báltico, se amotinan; entre sus demandas incluyen un mercado libre para el grano. La oposición de los campesinos –que constituían nada menos que el 80% de la población- al gobierno de los soviets hacía peligrar el futuro de la revolución. Es entonces que, el Xº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética promulga, por decreto del 21 de marzo de 1921, la nueva política económica (NEP), requiriendo una cantidad específica de productos agrícolas o materias primas a los campesinos como medida de emergencia y dando la libertad para vender el resto de la producción.
La crisis obligaba a los bolcheviques a restaurar la propiedad privada, en algunos sectores de la economía, reemplazando la política de “comunismo de guerra” de los años anteriores. Con estas medidas, la producción agrícola se incrementó considerablemente. Pero esta política también fortaleció a los campesinos ricos y a los especuladores, esos hombres y muchachas de la NEP que son los personajes más despreciables de La bolchevique enamorada. Cuando Vassilissa emprende el viaje en tren para reencontrarse con su amado, comparte el camarote con una de estas mujeres que se beneficiaban con las actividades especulativas. “Su compañera de viaje era una muchacha de la NEP, muy llamativa, vestida con sedas, perfumada, con pesados pendientes”, un comportamiento ajeno e impensado para millones de mujeres trabajadoras hundidas en la miseria.[22]
Para Lenin y Trotsky, estos cambios en la política económica constituían un retroceso ordenado, para hacer tiempo hasta la próxima oleada de la revolución internacional. Sin embargo, no desconocían los peligros que acarreaban estas medidas: la NEP abría las puertas a las presiones de clases antagónicas con el proletariado que podían provocar una ruptura en el Partido Comunista, dando paso a la restauración. Por eso, al mismo tiempo que introducía la NEP, Lenin proponía, como medida preventiva y excepcional, la prohibición del derecho a fracción dentro del partido.
Pero en medio de esta situación, Lenin enfrenta aún a otro grupo que se denomina Oposición Obrera: “Una desviación ligeramente sindicalista o semianarquista no habría sido muy grave porque el partido la habría reconocido a tiempo y se habría preocupado de eliminarla. Pero, cuando tal desviación se produce en el cuadro de una aplastante mayoría campesina en el país, cuando crece el descontento del campesinado ante la dictadura proletaria, cuando la crisis de la agricultura alcanza su límite, cuando la desmovilización del ejército campesino está liberado a centenares y millares de hombres deshechos que no pueden encontrar trabajo y no conocen más actividad que la guerra, pasando a alimentar el bandidaje, ya no es tiempo de discusiones acerca de las desviaciones teóricas. Debemos decir claramente al Congreso: no permitiremos más discusiones sobre las desviaciones, es preciso detenerlas (...). El ambiente de controversia se está haciendo extraordinariamente peligroso, se está convirtiendo en una auténtica amenaza para la dictadura del proletariado.”[23] En la Oposición Obrera se encontraba enrolada Alexandra Kollontai. Se trataba de un grupo de trabajadores metalúrgicos, encabezado por ella y el dirigente sindical Alexander Shliapnikov, quienes consideraban que había que entregar la dirección de la economía a un congreso de productores, dar la dirección de las fábricas y empresas a los sindicatos y elegir a los directores por el voto directo. Lenin responde: “En estos últimos meses se ha revelado claramente en el seno del Partido una desviación sindicalista y anarquista, que exige las medidas más enérgicas de lucha ideológica, así como la depuración y el saneamiento del Partido.(…). En primer lugar, el concepto de ‘productor’ engloba al proletario con el semiproletario y con el pequeño productor de mercancías, apartándose así radicalmente del concepto fundamental de la lucha de clses y de la exigencia básica de diferenciar con precisión las clases. En segundo lugar, orientarse hacia las masas sin partido o coquetear con ellas, como se hace en la tesis citada, es apartarse del marxismo de un modo no menos radical. (…). El marxismo nos enseña (…) que sólo el partido político de la clase obrera, es decir, el Partido Comunista, está en condiciones de agrupar, educar y organizar la vanguardia del proletariado y de toda la masa trabajadora, la única capaz de resistir a las inevitables vacilaciones pequeñoburguesas de esta masa, alas inevitables tradiciones y recaídas en la estrechez de miras gremial o en los prejuicios gremiales entre el proletariado y dirigir todo el conjunto de las actividades de todo el proletariado…”[24]
En la ficción, corre el año 1922 y la autora hace reflexionar al personaje: “… Vassilissa tampoco era la misma. ¿Por qué? ¿De quién era la culpa? Con las manos en la cabeza, Vassilissa pensaba. En aquellos años nunca había tenido tiempo para pensar. Vivía y trabajaba. Pero ahora tenía la sensación de haber olvidado o descuidado algo. ¿El qué? Discordia dentro del Partido, disgustos en las organizaciones…”[25] Ella también se junta, con otros compañeros, para presentarse como un grupo de opinión en el siguiente congreso del partido. “La tendencia de Vasya fue derrotada. Pero había obtenido más votos de los que ella esperaba. Eso también era una victoria.”[26]
En la vida real, la Oposición Obrera impugna las decisiones del Xº Congreso del partido ante la Internacional Comunista, mediante una carta conocida como la “Declaración de los 22.” En el congreso siguiente, una comisión propone la expulsión de Kollontai y Shliapnikov entre otros, pero es rechazada.
En La bolchevique enamorada, transcurren los meses en que Vassilissa se reencuentra con su amor, pero éste ya no es el mismo. Ahora, Vladimir ocupa un cargo de director en una empresa y mantiene relaciones comerciales con los especuladores de la NEP. Cuando quiere congraciarse con su Vasya, ésta se enfurece. “-¿Ése es tu sueldo? ¿Tu sueldo mensual? Pero ¿cómo te atreves tú, un comunista, a gastarlo en tales tonterías? ¡Y cada vez mayor pobreza! ¡A tu derredor miseria y hambre! ¿No habrás hecho algo que no debías para llegar a ser director?”[27], interroga Vassilissa, cuando ve los muebles del nuevo hogar que van a compartir.
La vida de la pareja no se parece a la que ella imaginaba en aquel viaje en tren que la conducía a los brazos de Vladimir. Todas las noches la casa se llenaba de invitados que no le simpatizaban a la obrera bolchevique: directores de empresas, hombres de la NEP, oficiales de la GPU… y, para peor, sus esposas que vestían de seda, con abrigos finos y los dedos relucientes de sortijas. “La dama dijo que era religiosa y que se confesaba, aunque no ayunaba. ¿Cómo podía ser eso?, ¡un compañero de la GPU casado con una creyente! Vasya frunció el ceño. Se puso de mal humor. Vladimir tenía la culpa también. ¿Qué clase de amigos tenía?”[28]
Pocos años más tarde, Alexandra recorrería el mundo, viviendo en embajadas suntuosas de la Unión Soviética, convertida en cárcel y tumba de miles de auténticos revolucionarios. Pero en la novela, es Vladimir el que ha cambiado enormemente. “Vasya miraba con indignación a su marido dormido. ¿Era posible que este hombre fuese su amante, que alguna vez hubiera sido su amigo y compañero? ¿Era éste el hombre con el que había luchado por el Soviet? Era un extraño, un desconocido. ¡Qué sola estaba!”[29]

Un final silencioso

Hacia el final de la novela, Vassilissa se recobra a sí misma, recobra nuevos bríos y el placer de dedicar su vida a la actividad revolucionaria, después de haber intentado, infructuosamente, recuperar el viejo amor de 1917 que había cambiado tanto bajo la influencia de la NEP. Pero cuando regresa a su habitación en la vieja comuna que ella había ayudado a construir con su propio esfuerzo, llueven las quejas: el club de niños había sido disuelto porque no representaba más que un gasto; los libros de la biblioteca se habían vendido cuando se instituyó la nueva política económica. “¡Que la NEP se ocupase de sus asuntos, pero que dejase en paz las cosas que los obreros habían edificado laboriosamente!”, piensa Vassilissa.[30]
Su vieja amiga Grusha le dice: “Eso es lo peor de todo; el modo como nuestros hombres desertan para convertirse en directores. Pero no te sientas desgraciada, Vasya. ¡Quedan muchos más de los nuestros! Fíjate en ésos que no pertenecen al Partido. Entre ellos encontrarás comunistas de verdad, proletarios comunistas sinceros.” Los otros “hace tiempo que cambiaron sus ideas proletarias por lámparas y colchas. No nos comprenden.”[31] Sin embargo, advierte que entre los miembros de la clase trabajadora, reinan el desgano y la apatía: “Guarda tu amor, tu corazón para los trabajadores; su situación es difícil ahora. Muchos de ellos han perdido la fe en sí mismos.”[32]
Ese sentimiento se expande en la Unión Soviética, más aún con la muerte de Lenin, ocurrida el 21 de enero de 1924. Algunos meses antes, Alexandra se incorpora al cuerpo diplomático de la Unión Soviética, siendo la primera mujer embajadora de la historia, ejerciendo su cargo en Noruega, Suecia y México. Esto la aleja del centro de las actividades políticas de Moscú y Petrogrado, pero a cambio, le evitan el riesgo de deportación y ejecución de los que son víctimas sus compañeros junto a otros oposicionistas, de ahí en adelante. Shliapnikov no pudo escapar a este destino: en 1932 fue obligado por Stalin a autocriticarse públicamente; al año siguiente fue expulsado del Partido Comunista; más tarde fue arrestado y, en 1937, fue ejecutado.
Hasta su muerte, acaecida en Moscú el 9 de marzo de 1952, Kollontai permaneció en el exterior y la mayoría de sus escritos trataron sobre temas relativos a la mujer, la familia y la sexualidad. También publicó su autobiografía.
¿Cuánto hubo de desconocimiento acerca de lo que acaecía en el Estado obrero aprisionado por la bota de Stalin? ¿Cuánto de desazón, de escepticismo, de desmoralización y cansancio como para emprender una nueva batalla por sus convicciones? Lo cierto es que, Alexandra Kollontai, quien en numerosas ocasiones mantuvo divergencias con las líneas directrices de Lenin y que, sin embargo, siempre acató la decisión mayoritaria y las resoluciones del partido, esta vez guardó silencio. ¿Una vez más trató de acatar la disciplina sin miramientos? ¿O más bien fue un intento de escapar a las garras de la reacción que aplastaba cualquier discrepancia con los campos de trabajo forzoso, los juicios sumarios y los fusilamientos?
Trotsky, como miles de oposicionistas de izquierda al régimen termidoriano impuesto por Stalin, no escapó a este destino. En 1932, al fundador del Ejército Rojo perseguido por todo el mundo, Suecia le negaba una visa por pedido de Alexandra Kollontai que cumplía, así, con las órdenes del Kremlin. “La fracción stalinista tomó una posición vergonzosa en la contienda clasista sobre el problema de la visa. A través de sus agentes diplomáticos hizo todo lo posible para impedir que se le diera la visa al camarada Trotsky. Kobetski en Dinamarca y Kollontai en Suecia amenazaron con represalias económicas y de todo tipo.”[33]
La bolchevique enamorada termina antes de estos acontecimientos dramáticos que golpearon a la clase trabajadora soviética. El final transcurre en medio de estruendosas risas y el grito de Vassilissa a su amiga: “¡Vivamos, Grusha, vivamos!” Lamentablemente, Alexandra eligió hacerlo en el silencio y bajo una falsa disciplina que le salvó la vida a costa de no denunciar los crímenes contra los revolucionarios, que, paradójicamente, se cometían en nombre del socialismo.
Sus oscilantes posiciones políticas y su reclusión en los lujosos salones de las embajadas para evitar mirar al monstruo de frente, no invalidan sin embargo, su notablemente audaz pensamiento sobre las nuevas formas de las relaciones humanas liberadas del yugo capitalista. Esos escritos han perdurado por su perspicacia para reconocer hasta qué punto el amor y la sexualidad obedecen también a los resortes sociales y económicos del mundo en el que vivimos. Pero, fundamentalmente, por su capacidad de imaginar nuevos vínculos igualitarios entre los seres humanos. Vassilissa así lo sueña, hasta lo que conocemos de su historia ficticia. Alexandra supo que los sueños que los bolcheviques fueron capaces de concebir en 1917 estaban siendo estrangulados por “el puño del gendarme y la filosofía del cura” que imponía la burocracia stalinista.
Pero hoy, cuando acaban de cumplirse 90 años de la revolución rusa y Txalaparta edita La bolchevique enamorada, el libro adquiere nuevas dimensiones. Y más allá de las defecciones de su autora, se muestra como un lienzo que expone otras formas y colores del amor, en el marco del compromiso y la convicción revolucionarias. Contra el individualismo que impregna nuestra cultura, La bolchevique enamorada es una lección no sólo de cuánto las mujeres necesitan luchar por su propia individualidad, sino también de cuánto más rico es el amor cuando su objeto es la comunidad y no la posesión del otro.
Andrea Datri (PTS)



[1] Kollontai escribió El amor de las tres generaciones, Las hermanas y El amor libre, en 1923.
[2] Jacqueline Heinen, Introducción a Mujer, Historia y Sociedad. Sobre la liberación de la mujer, de A. Kollontai, Fontamara, México, 1989.
[3] Citado por Zaloa Basabe en el prólogo a la edición de La bolchevique enamorada, en español.
[4] Introducción de Bárbara Funes al capítulo V de Luchadoras. Historias de Mujeres que hicieron Historia, Ediciones del IPS, Bs. As., 2006.
[5] Los mencheviques eran la fracción moderada del POSDR, quienes bregaban por un partido “amplio” y consideraban que en Rusia estaba planteada una revolución burguesa como primera etapa del proceso revolucionario, donde el partido obrero debía ubicarse como ala izquierda.
[6] Alexandra Kollontai, La bolchevique enamorada, Txalaparta, Bs. As., 2008, p. 20.
[7] Nadezhda Krupskaya, Lenin. Su vida, su doctrina, Editorial Rescate, Bs. As., 1984.
[8] Kollontai, op.cit., p. 20.
[9] Louise Bryant, Six Red Months in Russia: An Observers Account of Russia Before and During the Proletarian Dictatorship, George H. Doran Company, New York, 1918. Versión electrónica en <> [T.de A.]
[10] John Reed, Diez días que conmovieron al mundo, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1967.
[11] A. Kollontai, “Mujeres Combatientes en los días de la Gran Revolución de Octubre”, versión en < option="com_content&task=" id="487&Itemid=">
[12] A. Kollontai, Mujer, Historia y Sociedad. Sobre la liberación de la mujer, Fontamara, México, 1989.
[13] Citado en nota al pie de Jacqueline Heinen a Mujer, Historia y Sociedad, op.cit.
[14] L. Trotsky, Mi vida, Antídoto, Bs. As., 1996.
[15] A. Kollontai, La bolchevique enamorada, p. 34.
[16] A. Kollontai, “V.I. Lenin and the First Congress of Women Workers”, versión electrónica en <>
[17] A. Kollontai, La bolchevique enamorada, p. 21
[18] íd.
[19] Trotsky, Stalin, versión electrónica en <>
[20] Citada por Jacqueline Heinen en Introducción a Mujer, Historia y Sociedad, op.cit.
[21] Citado por Ted Grant en Rusia, de la revolución a la contrarrevolución, Fundación Federico Engels, Madrid, s/f.
[22] Kollontai, op.cit., p. 31
[23] Citado por Pierre Broué en El Partido Bolchevique, Editorial Ayuso, Madrid, 1974.
[24] Lenin, “Primer proyecto de resolución del X Congreso del PC de Rusia sobre la desviación sindicalista y anarquista en nuestro partido”, en Acerca de los sindicatos, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1958.
[25] A. Kollontai, op.cit., p. 51.
[26] Íd., p. 75.
[27] Ibíd.., p. 83.
[28] Ibíd., p. 93.
[29] Ibíd., p. 177.
[30] Ibíd., p. 201.
[31] Ibíd., p. 216.
[32] Ibíd., p. 218.
[33] “Una declaración de los bolcheviques leninistas sobre el viaje del camarada Trotsky”, noviembre de 1932, en Escritos de León Trotsky, CD ROM del CEIP “León Trotsky”, Bs. As., 2000.

martes, 19 de mayo de 2009

EL PROGRAMA DE TRANSICIÓN


De nuevo se edita una de las obras fundamentales del "marxismo", obra fundacional de la IV Internacional y escrito en pleno triunfo del nazismo. Un programa que sirvió como bandera de engache ante el reformismo y el estalinismo. Escrito en 1938.
En la edición publicada por la Editorial Fontamara (ya agotada) en 1977-¡cuanto tiempo! en que el movimiento obrero español se enfrentaba a los "herederos" del una de las mayores dictaduras se añadía además las discusiones tenidas por Trotsky sobre el mismo programa y un escrito sobre el noventa aniversario del Manifiesto Comunista.
Libro que nos sirvió a una generación de militantes en la formación y en la discusión sobre el régimen burocrático (junto a otra de las obras fundamentales de Trotsky como fue La Revolución Traicionada). En ambas se sacaban conclusiones sobre lo que falló en la Unión Soviética y que el gran pensador Alan Woods continúa defendiendo en la reedición llevada a cabo por la Fundación Federico Engels: "Lo que falló en la Unión Soviética" no fue socialismo o el comunismo, sino una caricatura burocrática y totalitaria que surgió sobre las bases del aislamiento de la Revolución Rusa en condiciones de extremo atraso material y cultural. La degeneración burocrática de la Revolución Rusa provocó el ascenso de la monstruosa dictadura de Stalin. Como resultado, las genuinas ideas del marxismo revolucionario estuvieron marginadas en el seno del movimiento obrero durante décadas".
La caida del muro y la derrota de los países del bloque soviético hicieron reverdecer la ideología burguesa y el fin de la historia con sus coros postmodernistas. Pero la realidad es cruda...
Trotsky escribe el Programa de Transición en 1938 cuando todos los dirigentes de la Oposición de Izquierda habían sido exterminados en el Gulag soviético, cuando toda la familia de Trotsky había acabado aniquilada por el GPU estalinista. Hasta su mismo hijo Leon Sedov fue asesinado en un hospital de Paris. Pero la entereza y la fe en la Revolución le hicieron decir mirando a Natalia en su casa de Coyacan "la vida es bella". Ese optimismo revolucionario le ayudó a continuar analizando la relidad.
El Programa de Transición es una obra donde Trotsky lleva a cabo un análisis dialéctico de la realidad y donde frente a los diversos reformismos y economicismos monta una dialectica de lo que tiene que ser la lucha por las reformas y el papel de las reivindicaciones democráticas en el camino hacia una sociedad nueva: el Sociliasmo. Pero dicho camino es imposible sin el aumento del nivel de la "conciencia de clase" y sin el papel dirigente de un partido
Javier Mendez-Vigo

lunes, 18 de mayo de 2009

¡¡INDECENCIA!!


Me gustaría transmitir a todos los ESPAÑOLES lo que en estos tiempos de penuria general para todas las economía, yo considero indecente.

· Indecente, es que el salario mínimo de un trabajador/a sea de 624 €/mes y el de un “Sr./Sra.” diputad@ 3.996 €/mes, pudiendo llegar con dietas y otras prebendas a los 6.500 €/mes;

· Indecente, es que un Sr./Sra. catedrátic@ de universidad o un Sr./Sra. cirujan@ de la sanidad pública ganen menos que un concejal de festejos en un ayuntamiento de tercera;

· Indecente, es que los polític@s se suban sus retribuciones en el porcentaje que les apetezca, (siempre claro está, por unanimidad, por supuesto y al inicio de cada legislatura);

· Indecente, es comparar la jubilación de un diputad@ con la de una viuda;

· Indecente, es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años para percibir una jubilación y a los “Srs./Sras.” diputad@s les baste con “SOLO” siete años y los miembros del gobierno, para cobrar la pensión máxima necesiten solo jurar el cargo;

· Indecente, es que los diputad@s sean los únicos “trabajadores” (¿?) de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo del IRPF;

· Indecente, es colocar en la administración a miles de asesores, amigotes con sueldos que ya desearían los técnicos más cualificados; o liberados con sueldo de partidos y sindicatos …

· Indecente, es el millonario gasto en mediocres TV autonómicas creadas al servicio de la pervivencia en el trono de políticos más mediocres;

· Indecente, es el ingente dinero destinado a sostener los partidos políticos, aprobado por los mismos políticos que viven de ellos; (otra de Juan Palomo)

· Indecente, es que a un polític@ no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer un cargo (y no digamos intelectual o cultural);

· Indecente, es el coste que representa para los demás ciudadanos españoles, sus comidas, sus coches oficiales, sus chóferes, sus viajes (siempre en gran clase) y sus tarjetas de crédito por doquier;

· Indecente, es que sus señorías tengan seis meses de vacaciones al año;

· Indecente, es que sus señorías cuando cesan en sus cargos, tengan un colchón del 80% del sueldo durante 18 meses;

· Indecente, es que ex-ministros, ex-secretarios de estado y ex-altos cargos de la política cuando cesan son los únicos ciudadanos de este país que pueden legalmente percibir dos salarios del erario público;

· Indecente, es que se utilice a los medios de comunicación para transmitir a la sociedad que los funcionarios solo representan un coste para el bolsillo de los ciudadanos.

· Indecente, es que nos oculten sus privilegios y prebendas (sustantivo femenino que significa ganga, inmunidad, sinecura, poltrona, enchufe, momio, chollo, bicoca, etc., etc.,) mientras vuelven a la sociedad contra quienes de verdad les sirven.

· INDECENTE, ES QUE SIEMPRE SE ARREGLE ESPAÑA y sus presupuestos, CON EL SUELDO DE LOS FUNCIONARIOS !Mientras hablan de política social y derechos sociales¡

¡INDECENTES ! ¡¡INDECENTES!! ¡¡¡INDECENTES!!!

Y como muestra, un botón. Veamos un ejemplo simple y sencillo, para comparar a un polític… con un funcionari@ o un jubilad@.

Top Ten DE ESPAÑA 10 políticos. A PELO Y SIN DIETAS (QUE TAMBIEN PUEDEN VIVIR DE ELLAS)

1. Presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla 164.043,54 euros
2. Presidente de la Diputación de Barcelona, Celestino Corbacho 144. 200 euros
3. Alcalde de Barcelona, Jordi Hereu 117.398 euros
4. Presidente de la Diputación de Lleida, Jaume Gilabert 108.220 euros
5. Alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón 100.743 euros
6. Presidente País Vasco, Juan José Ibarretxe 99.574 euros
7. Presidente de la Diputación de Vizcaya, José Luis Bilbao 99.540 euros
8. Presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre 98.700 euros
9. Presidente de la Diputación de Girona, Enric Vilert 98.000 euros
10. Presidente de la Diputación de Palencia, Enrique Martín 97.339 euros

ALCALDES MEJOR PAGADOS DEL PAIS
1..- Barcelona : Jordi Hereu 117.398 euros
2.- Madrid - Alberto Ruiz Gallardón 100.743 euros
3. Bilbao - Iñaki Azcuna 92.873 euros
4. Zaragoza - Juan alberto Belloch 92.414 euros
5. Valladolid - Francico Javier León de la Riva 91.000 euros
6. Valencia - Ritá Barberá 90.296 euros
7 .Castellón - Alberto Fabra 88.000 euros
8. Vitoria - Patxi Lazcoz 85.570 euros
9. Oviedo - Gabino de Lorenzo 84.588 euros
10. Tenerife - Miguel Zerolo 84.445 euros
11. San Seba stián - Odón Elorza 82.091 euros
12. Huelva - Pedro Rodríguez 81.014 euros
13. Lleida - Ángel Ros 80..645 euros
14. Málaga - Francisco de la Torre 77.678 euros
15. Badajoz - Miguel Ángel Celdrán 73.500 euros
16. Santander - Iñigo de la Serna 72.416 euros
17. Alicante - Luis Diaz Alpieri 72.000 euros
18. Murcia - Miguel Ángel Cámara 72.000 euros
19.Ourense - Francisco Rodríguez 72.000 euros
20. Almería - Luis R. Rodríguez Comendador 71.005 euros
21. Salamanca - Julián Lanzarote 70.872 euros
22. Las Palmas - Jerónimo Saavedra 68.148 euros
23. Cuenca - Francisco Javier Pulido 68.000 euros
24. A Coruña - Javier Losada 66.942 euros
25. Burgos - Juan Carlos Aparicio 66.942 euros
26. Cádiz - Teofila Martínez 66.942 euros
27. Guadalajara - Antonio Román 66.492 euros
28. Ciudad Real - Rosa Romero 66.476 euros
29. Granada - José Torres 65.977 euros
30. Zamora - Rosa Baldeón 64.950 euros
31. Sevilla - Alfredo Sánchez Monteseirín 64.450 euros
32. Albacete - Manuel Pérez 63.434 euros
33. Córdoba - Rosa Aguilar 63.260 euros
34. León - Francisco Fernández 63.206 euros
35. Lugo - José López Orozco 63.000 euros
36. Palma de Mallorca - Aina Calvo 62.356 euros
37. Pamplona - Yolanda Barcina 61.982 euros
38. Girona - Anna Pagans 60.924 euros
39..Segovia - Pedro Arahuetes 60. 824 euros
40. Toledo - Emiliano García 60.389 euros
41. Cáceres - María Carmen Heras 60.200 euros
42. Pontevedra - Miguel Ángel Fernández 60.000 euros
43. Soria - Carlos Martínez 60.000 euros
44. Jaén - Carmen Purificación Peñalver 59.044 euros
45. Logroño - Tomás Santos 58.000 euros
46. Ávila - Miguel Ángel García 58.000 euros
47. Huesca - Fernando Elboj 48.688 euros
48. Teruel - Miguel Ferrer 47.000 euros
49.Palencia - Heliodoro Gallego 45.057 euros
50. Tarragona - Joseph Félix Ballesteros 33.264 euros

Presidentes de comunidades autónomas (salario anual)

1. José Montilla - Cataluña 164.043,54 euros
2.-. Juan José Ibarretxe - País Vasco 99.574 euros
3. Esperanza Aguirre - Madrid 98.700 euros
4. Marcelino Iglesias - Aragón 87.000 euros
5. Emilio Pérez Touriño - Galicia 83.374 euros
6. Paulino Rivero - Canarias 79.963 euros
7. Manuel Chaves - Andalucía 78.791 euros
8. Juan Vicente Herrera- Castilla y León 78.791 euros
9. José María Barreda - Castilla La-Mancha 78.791 euros
10. José Luis Valcárcel - Murcia 78.791 euros
11. Miguel Sanz - Navarra 78.227,94 euros
12. Francisco Camps - C. Valenciana 77.988,24 euros
13. Francesc Antich - Baleares 70.657,86 euros
14. Miguel Ángel Revilla - Cantabria 68.666 euros
15. Vicente álvarez Areces - Asturias 68.002 euros
16. Pedro Sanz - La Rioja 63.376,32 euros
17. Guillermo Fernández Vara - Extremadura 54.244,56 euros

Presidente de las diputaciones provinciales (salario anual)
1. Barcelona - Celestino Corbacho 144.200 euros
2. Lleida - Jaume Gilabert 108.220 euros
3. Vizcaya - José Luis Bilbao 99.540 euros
4. Girona - Enric Vilert 98.000 euros
5. Palencia - Enrique Martín 97.339 euros
6. Álava - Xabier Aguirre 92.596 euros
7. Castellón - Carlos Fabra 92.400 euros
8. Tarragona - Josep Poblet 92.000 euros
9. Málaga - Salvador Pendón 89.000 euros
10. Teruel - Antonio Arrufat 85.000 euros
11. Ávila - Agustín González 83. 521 euros
12. Toledo - José Manuel Tofiño 82.908 euros
13. Gran Canaria - José Miguel Pérez 81.538 euros
14. León - Isabel Carrasco 80.920 euros
15.. Almería - Juan Carlos Usero 79.660 euros
16. Zaragoza - Javier Lambán 78.000 euros
17. Valencia - Alfonso Rus 77.988 euros
18. Pontevedra - Rafael Louzán 77.988 euros
19. Coruña - Jesús Salvador Fernández 77.988 euros
20. Salamanca - Isabel Jiménez 77. 591 euros
21. Tenerife - Ricardo Melchior 76.968 euros
22. Cádiz - Francisco González 76.000 euros
23. Lanzarote - Manuela Armas 75.995 euros
24. Ciudad Real - Nemesio De Lara 72.991 euros
25. Segovia - Javier Santamaría 72.568 euros
26. Ourense - José Luis Baltar 72.408 euros
27. Alicante - José Joaquín Ripoll 72.061 euros
28. Valladolid - Ramiro F. Ruiz 70.000 euros
29. Fuerteventura - Mario Cabrera 69.566 euros
30. Albacete - Pedro Antonio Ruiz 68.600 euros
31. Cáceres - Juan Andrés Tovar 68.236 euros
32. Badajoz - Valentín Cortés 68.236 euros
33. Cuenca - Juan Manuel Ávila 68.002 euros
34. Mallorca - Francina Armengol 68.000 euros
35. Huelva - Petronila Guerrero 67.490 euros
36. Ibiza - Xico Tarrés 66.000 euros
37.Jaén - Felipe López 66.000 euros
38. Soria - Efrén Martínez 63.639 euros
39. Menorca - Joana Barceló 63.100 euros
40.Granada - Antonio Martínez 62.493 euros
41. Zamora - Fernando Martínez 61.734 euros
42. Córdoba - Francisco Pulido 61.336 euros
43. Burgos - Vicente Orden 59. 990 euros
44. Guadalajara - María Antonia Pérez 59.336 euros
45. Sevilla - Fernando Rodríguez 51.936 euro

Fuente:

Carta remitida por JOSÉ JIMÉNEZ JIMÉNEZ, con el ruego de su publicación, recibida por esta corriente de opiniòn mediante correo electrónico en el día de hoy lunes 18-5-09, citando la fuente de EXPANSION.COM a la vez que “Se agradece la máxima difusión a este escrito, para acabar de una vez con tantos mitos, embustes y demagogia por parte de los políticos que se piensan que “el pueblo” es gili y se chupa el dedo”.

sábado, 16 de mayo de 2009

¡RENTA BASICA YA!




Una subcomisión del Parlamento estudia la viabilidad de la propuesta realizada por Izquierda Socialista de Jerez sobre una renta para la subsistencia. Una subcomisión parlamentaria ha comenzado a estudiar la viabilidad presupuestaria de crear una Renta de Subsistencia -o Renta de Ciudadanía, como ha definido en sus propuestas Izquierda Socialista de Jerez- que llegue a cada ciudadano por el sólo hecho de serlo y encontrarse desprotegido ante la crisis económica.

Como recordarán, estas propuestas las viene realizando Izquierda Socialista de Jerez en cuantos foros sobre salidas socialista a la crisis ha participado y, de forma meridiana, en la intervención desarrollada en el transcurso de la I Conferencia Andaluza de Izquierda Socialista que se celebró en Antequera.

ATTAC recoge en sus últimos post la puesta en marcha de esta subcomisión parlamentaria. Desde Izquierda Socialista de Jerez no podemos sino alegrarnos por esta iniciativa y volver a proponer la conveniencia de que la misma se inicie, como vínculo de cooperación con el Estado, desde las propias comunidades autónomas.

La delegación de Izquierda Socialista por Cádiz propuso a la I Conferencia de Andalucía de Izquierda Socialista, que se celebró en Antequera, una propuesta que es ya norma en otros países de nuestro entorno europeo y que aquí suena aún a utopía: un salario social para los desempleados en tanto encuentran trabajo. En otros países de nuestro entorno le llaman “salario de ciudadanía”.

PROPUESTA:
“Cobertura social y económica para todos los Ciudadanos Españoles mientras se encuentren en situación de demandantes de empleo.”

Los Ciudadanos Españoles no son responsables de su situación por desempleo.
España es ya la octava Potencia económica Mundial, gracias al esfuerzo de todos, y es el momento de equipararse con los Países de nuestro entorno mas cercano en lo que ha cobertura social se refiere. Estos hechos, deben de hacernos reflexionar y aceptar el reto para que, vía Presupuestos Generales del Estado, aprobar, con carácter de urgencia, la garantía del Estado para la cobertura social y económica para todos los Ciudadanos Españoles en situación de demandantes de empleo.

El dinero de Todos los Ciudadanos Españoles tiene una función irrenunciable, conquistar la sociedad del bienestar, Justicia Social, propio del ideario Socialista democrático y progresista, estandarte ideológico del PSOE desde su fundación por el compañero socialista Pablo Iglesias.
El Estado, con el dinero de todos los Ciudadanos Españoles, contribuyentes o no, reflota a las empresas y a los bancos, cómplices de su propia ambición antisocial, con cientos de miles de millones de euros.

La única excusa de los sectores conservadores, liberales, para estar encontra de una cobertura social y económica universal ha sido, hipócritamente, su preocupación por la posible quiebra de las reservas del Estado. Nada mas lejos de la realidad si comprobamos las astronómicas cifras que han recibido del Estado, el dinero de todos los Españoles, sin consulta previa, a las entidades financieras para reactivar la economía; Los mismos que las han lapidado por el descrédito y la desconfianza que se ha producido por la falta de los controles de las Administraciones Publicas sobre la liberalización de los mercados.

Y que todo hay que decirlo, son los mismos que han estado presionando y desacreditando la gestión del Estado en materias como la sanidad, la educación y el control de la economía, con la única intención de convencer a los Ciudadanos de la idionidad de ponerla en manos privadas, poner en marcha su privatización.

Algo que ha quedado demostrado que nos hubiese llevado a desmontar el Estado del bienestar. ¿Que pasaría en estos momentos si hubiésemos accedido a tales pretensiones?
Los Ciudadanos Españoles tienen derecho a percibir por parte del Estado Español garantías de protección social que cubran sus necesidades básicas: de vivienda, alimentación y transporte.

El Estado tiene la obligación de aplicar desde sus acciones de gobierno, Justicia Social, contemplando a los Ciudadanos contribuyentes y no contribuyentes iguales ante sus necesidades básicas para la dignificacion de todos sus miembros según su edad y necesidades especificas y particulares; Propiciando así un ambiente equilibrado y digno, libre de preocupaciones de subsistencia, procurándoles una situación económica acorde al bienestar material que damos a nuestros cargos políticos y públicos, vía Presupuestos Generales del Estado.

¿Que impide a un Gobierno Socialista pedir a los sectores mas conservadores y liberales a cambio del inmoral desembolso de cientos de miles de millones de euros a las entidades privadas, su apoyo en el Parlamento Nacional para que por vía de urgencia se apruebe la cobertura social y económica de los Ciudadanos Españoles demandantes de empleo?

No representaremos legítimamente a los Ciudadanos Españoles, mientras no seamos capaces de cambiar ambiciones personales por la implantación de un sistema de gestión directa con los Ciudadanos y para los Ciudadanos; Cuyo único interés en la gestión de los recursos sea la de redistribuirlos, devolviéndoselo a los Ciudadanos aplicando nuestra ideología, aplicando Justicia Social y no la caridad de los hipócritas.

Hacer posible lo que los sectores mas reaccionarios dicen imposible, es nuestra meta, Justicia Social.

Mantener vivo los principios ideológicos del Socialismo, la necesidad.
Un compromiso irrenunciable para los hombres libres e iguales de nuestro País. España.
“He tenido un sueño.” Soñé que el Estado Español y con mi partido, el PSOE, al frente, lograba aprobar en el Congreso de los Diputados, por vía de urgencia, una cobertura social y económica, digna, para todos los Ciudadanos Españoles mientras se encuentren en situación de demandantes de empleo.

Fuente: Izquierda Socialista de Jerez-PSOE.

miércoles, 6 de mayo de 2009

CRISIS CAPITALISTA Y MOVIMIENTO OBRERO


La crisis ha estallado y hay que solucionarla. Pero ¡que la paguen los de siempre! La patronal pide más trabajo temporal, despido libre y baja de salarios. Pero ya hay economistas como M. Husson que afirman que el movimiento obrero lleva perdiendo poder adquisitivo- desde la crisis del 70-. Estos economistas nos recuerdan que la recuperación y el posterior boom económico de los "floridos" años 90 se realizó sobre las espaldas de los trabajadores y además con la afluencia de una mano de obra barata proveniente fundamentalmente de los países del Este.
Pero estamos en crisis y sobran trabajadores. Primera medida de los "reformistas": habría que repatriar a los emigrante. Segunda medida de los Sindicatos de "clase": reivindicar trabajo para los trabajadores nativos. Como bien dice Ramon Jordi Moles- Plaza (Inmigración y exclusión social; Publico 6 de Mayo) eso supone sentar la bases en algo que preludia el infierno: "La xenofobia (odio u hostilidad hacia los extranjeros), que entronca como fenómeno antropológico con el racismo y el etnocentrismo, tiene su base en la crisis económica y en el riesgode exclusión social que amenazan tanto a autóctonos como inmigrantes".La inmigración ha servido para los momentos de auge gracias a los contratos precarios y ha sido necesario para el capitalismo; para ver la realidad económica ver mi artículo publicado en KAOS [www.kaosenlared.net/noticia/crisis-capitalista-ejercito-reserva].
En el curso de investidura el nuevo presidente de la patronal pedía el despido libre, hablaba con su cinismo de contratos laborales peores para el trabajador e incluso con el beneplácito de algunos reformistas se alegraba de la posibilidad de que el Parlamento Europeo aprobara el decreto de las 68 horas. Y mientras tanto los dirigentes del G-"0 en lo único en que piensan es en como salvar a los depredadores que nos han estado robando durante décadas con créditos fantasmas que convierte el "derecho a la vivienda" en una cárcel. Solución: SALVAR A LA BANCA. Simplemente hagan un división pura y sencilla. ¡Dividamos los 150.000.000€ entre 46 millones de españoles.... La Burguesía y los capitalistas prefieren decir que no hay dinero para los trabajadores.
Ahí tenemos al SR. Rajoy pidiendo más ayuda económica para los ladrones. Pidiendo dinero para los empresarios con la bajada de los impuestos (IVA), pero al mismo tiempo pidiendo "responsabilidad" a los sindicatos para realizar un gran pacto y si no una HUELGA GENERAL. ¡Vaya cinismo! Y de vez en cuando salen los "aprendices de brujos" como Esperanza Aguirre pidiendo que los funcionarios públicos se congelen el salario. Ahora bien, su sueldo se ha de revalorizar un 30%. La pobre no llega a fin de mes. Se olvida de que los funcionarios públicos desde la última congelación salarial (por cierto llevada a cabo por el gobierno de Felipe Gonzalez) todavía no hemos recuperado los 12 puntos que perdimos.
Y en cuanto los inmigrantes ¡ya esta bien de demagogia! que sólo sirve para crear la simiente del fascismo y la barbarie. Hoy Obama ya habla de la posibilidad de regularizar a los millones de inmigrantes de ilegales (no es lo que hizo Zapatero). Pero al PP a los empresarios y a los capitalistas lo que de verdad les interesa es un ejército de reserva ya que les permite dividir al movimiento obrero. Ya que permite el chantaje a los sindicatos.
Se olvidan de que comienzan a verse los cimientos de futuras luchas que ya vimos en otros países. La lucha de los "Sin": los sin techos, los sin papeles, los sin alojamiento. Es el nuevo mundo proletario que "verdaderamente" no tiene nada que perder (como afirmaba la INTERNACIONAL): son los "parias de la tierra" que como Espartaco desde el pasado buscan un futuro de libertad.
Por esto también ha de cambiar la política sindical: no hay que pedir que se contraten sólo trabajdores nativos. HAY QUE PEDIR LOS MISMOS DERECHOS PARA CUALQUIER TRABAJADOR
No se puede manipular -tal y como hizo El PAIS- con respecto a la lucha de la Naval en Sestao; cuando la realidad de la Huelga fue muy distinta: "no se dirigía contra los extranjeros, sino contra los máximos responsables patronales que pretenden establecer un sistema de diferencias salariales entre los trabajadores que realizan las mismas tareas, puesto que los contratos "en origen" establecen remuneraciones que suponen la mitad de precio" [El MIlitante].
La práctica de la burguesía, del capitalismo es siempre la misma: imponer la división y el chantaje. Una práctica que busca la explotación y el máximo beneficio. En el campo también existe. Así en algunos pueblos, cuando llega el fin de la campaña citrícola los empresarios suelen despedir a los "nativos", pero como el almacen continúa produciendo el resto del año tienen una solución: contratan a emigrantes....
Ante esto: ¡UNIDAD DE LA CLASE TRABAJADORA!
¡NO AL CHANTAJE DEL CAPITAL!
Javier Méndez-Vigo