Apenas saliendo de la crisis del 2008 un bichito nos devolvió a una realidad muy cruda. No quiero analizar en este post las “causas” sino que prefiero remitirme a las “consecuencias”, y a una nueva realidad donde el super-hombre (si es que alguna vez lo hubo) se ha encontrado de bruces con la naturaleza y con su animalidad. Una animalidad que ha hecho que comenzaramos a tomar conciencia de nuestra vulnerabilidad y de nuestra incertidumbre.
Recuerdo que al comienzo del “confinamiento” me dediqué a expresar en poemas aquello que salía de los más profundo del cuerpo. En este año del confinamiento, una realidad nos abrazó; una realidad (la mascarilla) que ya veremos cuando nos deja. Hubieron imágenes que acabaron por impactarnos. Imágenes que no fueron la de nuestros políticos en sus respectivas refriegas. No eso simplemente nos recordaba al anfiteatro romano antes del circo. Sino que lo que más nos impresionó fue la prostitución del término de Libertad. Quizás por eso uno de aquellos poemas comenzaba diciendo: “No quiero cobijarme en la mentira/ ni sentarme en el estiércol/ que dejaron la carroña/ ni donde se regodea la canalla./ No quiero alegrarme de los que se van/ de aquellos que nos dejaron la vida/ de los que lo dieron todo/ y cayeron por el camino”.
Pero quizás lo que más me impresionó fue aquella foto de una escuela francesa, en la que cada niño tenía un rectángulo en el suelo del patio, del que no podía salir para jugar con el del otro rectángulo. Aquél poema lo titulé SIN ABRAZOS: “No hay sonrisas/ y el juego deviene cárcel/ se me hiela la sangre/ al divisar el mañana./ Nada consuela el alma/ ni los abrazos inexistentes/ ni las palomas en la mar/mientras la soledad nos corroe/ Maldigo esta barbarie/ que destroza nuestros cuerpos/separando miradas/ que nos encadenan lágrimas./ Anormalidad envuelta en celofán/ cuervos que la arrastran/ al futuro siniestro/ que esta barbarie encumbra.”
Ha pasado un año y medio desde la aparición del COVID 19 y nos dicen que estamos llegando a la nueva normalidad. Maldito término cuando es una media verdad ya que salimos peor y psicológicamente tocados. Y mientras tanto ha predominado la economía y en muchas ocasiones hemos dejado de lado muchas relaciones humanas. ¿Cómo recuperar las no- despedidas, las no-miradas y el silencio que nos dejan los que se fueron? ¿Cómo volver a abrazos y besos cuando la mascarilla no nos deja? ¿Cómo salir del bucle que perjudica nuestra salud mental?
Por otra parte la pandemia ha profundizado las desigualdades y los beneficiados han vuelto a ser los mismos de siempre. También ha significado el retroceso de derechos y una erosión de la democracia. En el Reino de España nos hemos encontrados con el ascenso de la ultraderecha; algunos (incluso en la izquierda) pensaron que dicho ascenso era un bluf o incluso se sorprendieron de su aparición, creyendo que España era la excepción europea, porque en 40años no había dado señales de vida. Nada más lejos de la realidad, ya que siempre estuvo ahí (ver:cataluñasur: POSTFASCISMO Y DEMOCRACIA (mendezvigodominguez.blogspot.com)) y además vino para quedarse. También la ultraderecha ha recuperado el fundamentalismo y la concepción de la España centralista. Al mismo tiempo ha surgido con un nuevo lenguaje, y siguiendo la ideología de Le Pen, esta ultraderecha tiene un objetivo muy claro que no es otro que la defensa del patriarcado y como consecuencia un profundo antifeminismo (ver: cataluñasur: EL ANTIFEMINISMO ES UNA IDEOLOGIA REACCIONARIA (mendezvigodominguez.blogspot.com)
Estamos saliendo de la pandemia pero manteniendo las desigualdades. Esto ha parecido una “tormenta perfecta”, ya que la salida “neoliberal” de la crisis de 2008 se junta con la COVID19, lo que ha supuesto un avance de la Pobreza estructural de un sistema decadente. Es verdad que con el Gobierno de Coalición se atisbaba la esperanza; pero de nuevo la realidad se impone. No hay que olvidar lo que significa un capitalismo neoliberal, que encima no encuentra salida e intenta aprovechar el COVID19 para dar una vuelta de tuerca a la rueda del autoritarismo, profundizando en la libertad individual frente a la sororidad del cooperativismo y la defensa de lo público y el bien común.
Pero en dicha situación decepciona la medias tintas del gobierno socialdemócrata. Recordemos que un Partido de la Coalición Gubernamental llevaba en su programa la posible implantación de una Renta Básica, que al final se ha quedado en un subsidio para pobres. No quiero entrar más a fondo y solo me remito a los escritos sobre la RB de la “red renta básica”. Pero quisiera que no se olvidara lo que defendió Daniel Raventós en Sede Parlamentaria, sobre la necesidad de la misma. Incluso dicha Asociación llegó a plantear una postura intermedia: la Renta Básica de Emergencia para los colectivos más vulnerables. Pero frente a esto lo que sale de Sede Parlamentaria es el IMV que, como se está demostrando, no cumple el objetivo de acabar con la Pobreza y que tampoco supera laAlter “trampa de la pobreza”, ni la “trampa del paro” ni la burocracia administrativa. Puede que lo único interesante que tenga el IMV es que sea un subsidio (que no un derecho) que se impone a nivel Estatal. ¿Por qué un subsidio? ¿Por qué no acaba con la pobreza?. Es un tema que trataré en otro post, simplemente afirmar que para adquirirlo se necesita pasar distintos filtros que “inconscientemente” hace que el sujeto que vaya a recibirlo se culpabilice y sienta vergüenza de su situación. No es más que el cumplimiento de la ideología neoliberal: el pobre es culpable de su situación, pues no ha ejercido su libertad individual en el mercado y deja de trabaja porque es un vago y no arriesga como el capital. Es la ideología neoliberal que lleva a la situación de justificar y defender la existencia de “seres desechables”
La Pandemia ha conseguido que se profundice en la “experiencia de injusticia” sentida por todas las clases populares y en un ansia de reconocimiento social. Como defienden algunas pensadoras (Nancy Fraser) en todas ( o mayorías) de las últimas luchas sociales convergen dos ideas: la redistribución de la riqueza y la lucha por el reconocimiento. Y esto es así porque se ha producido una “herida moral” que ha conllevado el desprecio de determinados colectivos, y naturalmente a la exclusión social. La postura de los NMS, desde el Alterglobalismo al 15M han recorrido dicho camino junto a una lucha por una “democracia debase” tan distinta a la que pretende cualquier reformismo o a la pseudodemocracia (autoritaria) que pretenden imponernos las élites neoliberales. Y es un largo camino, pero desde nuestra perspectiva es el único camino que queda para defender e implementar una igualdad republicana.
Javier Méndez-Vigo Hernández