viernes, 11 de enero de 2008

SANTA CLARA

Te agradezco Santa Clara por las prebendas recibidas, las prebendas de los manifestantes de la Iglesia Católica que dicen que no saben nada de política y al salir a la calle, hacen una política de extrema derecha, sobre todo cuando dice que en España se están vulnerando los derechos humanos, Demos pues un repaso de dichos Tratados. El Estado Vaticano, o sea, el Estado propio de la Iglesia Católica, no ha firmado y se ha hecho de la vista gorda a la hora de firmar los siguientes Tratados. Supresión de la discriminación basada en la sexualidad. Supresión de la discriminación basada en la enseñanza. Supresión de la discriminación basada en el empleo. Supresión de la discriminación basada en la profesión. Protección de los pueblos indígenas. Protección de los derechos de los trabajadores, Protección de los derechos de las mujeres. Contra los genocidios. Contra los crímenes de guerra. Contra los crímenes contra la humanidad. Contra el apartheid. Por la supresión de la esclavitud. Por la supresión de los trabajos forzados. Por la supresión de la tortura. Por la supresión de la pena de muerte. Y claro, en realidad, no es extraño que la Iglesia no firme estos Tratados en pro de los Derechos Humanos, sino mas bien, consecuente con la actitud histórica de la Iglesia Católica que ha sido la de siempre: una entidad propiciadora y ejecutora de crímenes de lesa humanidad, de torturas sin fin, asesinatos y como no, de “vista gorda”. La imagen de Pío XII, es la primera que viene a mi mente si por tratarse de “vista gorda eclesiástica” se trata, dado que fue el Papa Pío XII, quien se hizo el loco con el genocidio hitleriano. Por ello, me pregunto: Y ¿cómo podría firmar la Iglesia Católica, por ejemplo, un “Tratado contra la tortura”?, si ellos son casi, casi los inventores de la tortura. ¡Y allí esta la Inquisición para gritárnoslo en el rostro! Mas aun, la diversidad, variedad y modalidades de tortura que han existido son invención ¡qué duda cabe! de la Iglesia Católica con el Pontífice Inocencio III, y ejecutado por la Orden Dominica y ellos han desarrollaron y operaron mediante ese gran Leviatán llamado Tribunal del Santo Oficio y no solo de la invención sino de su perfeccionamiento para que el inculpado se declare culpable así sea inocente. ¿Cómo firmarían un Tratado contra la Tortura?. ¿Cómo podría la Iglesia Católica firmar un “Tratado contra la Supresión de la Esclavitud”?; ¿Cómo?, si históricamente han justificado la esclavitud a nivel internacional y nacional. Aun existen en el Perú las casas haciendas, que eran terrenos eclesiásticos en ICA, en El Carmen, donde los eclesiásticos poseían y eran propietarios de esclavos y comerciaban con esclavos traídos de África como objetos? En realidad es de lo mas consecuente con su tradición. Evidentemente a sus representantes seguro que les pesa el bolígrafo para firmar semejante Tratado. ¡Ni hablar! Es mas, ideológicamente el Padre de la Iglesia San Agustín justifica en sus escritos la esclavitud. Debemos revisar para ello su texto “De Civitate Dei” (Capítulos 14 a 17 de dicho texto) y descubriremos que el fundador de la patrística católica era un ferviente exaltador de la esclavitud. ¡Sorpresa para muchos!. La mujer era para otro “santo” católico, el poeta francés del medioevo, Bernardo de Cluny, en su “De contemptu mundi” declara a las mujeres “malas esencialmente, por ser motivo de pecado”. Entonces, sin entrar al tema de “Derechos reproductivos”, los cuales la Iglesia se niega y se niega a firmar, y lo que sería motivo de otro artículo, podemos ver que la Iglesia ha sido históricamente violadora de derechos de la mujer. ¿Cómo podría la Iglesia firmar un “Tratado por los Derechos de la Mujer”? Aquí no sólo les pesa el bolígrafo, ¡les pesa la historia y la sotana.!. Esta es la iglesia oficialista, que ha sido y será la iglesia dominante durante siglos que se aleja cada vez mas de las enseñanzas de Jesucristo, hay otra iglesia que esta totalmente masacrada por el oficialismo que es en realidad la verdadera iglesia, pero no tenemos que ir a buscar a estos creyentes dentro de las grandes basílicas, tenemos que buscarlos entre los pobres, son la iglesia de la teología de la liberación. El máximo exponente es Pedro Casaldáliga que proclama a los cuatro vientos: Hay que repartir la tierra, la ciencia, la comunicación, acabar con las armas, con la OTAN y similares, transformar la ONU. La Teología de la Liberación nació por el clamor del pueblo oprimido y del propio Evangelio que nos habla de fraternidad, de libertad y de vida. Mientras haya pobres y oprimidos, habrá Teología de la Liberación, para los realmente creyentes todavía les queda un camino a la esperanza, pero es un camino, lleno de dificultades y totalmente reñido con la iglesia oficialista de Roma.
Jose Mª Dominguez

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