En la revista Cuadernos de Comunismo nª 5 el malogrado JESÚS ALBARRACIN escribía lo siguiente:
"Desde el pasado 23F vivimos en el Estado español un proceso de "contrarreforma" acelerada. Las ya limitadas conquistas del 15 de Junio de 1977 están siendo progresivamente desnaturalizadas; las instituciones democráticas funcionan bajo la presión dominante del Ejército, "partido en la sombra", y de sus amenazas golpistas; los "poderes fácticos", que condicionaron los límites de la reforma que dió lugar al régimen del 15-J, juegan ahora un papel más activo y colocan en puestos clave a elementos de la cúspide militar, que si por algo se han destacado, han sido por sus continuas profesiones de fe antidemocráticas: la "estrategia de la tensión", en suma, se desarrolla a través de una auténtica escalada, al 23F le sucede Almería, el 23M.., y el gobierno la utiliza para restringir más las libertades, con la pasividad, cuando no con el apoyo, de los dirigentes de la izquierda parlamentaria.
Se diría que este país se ha metido en una dinámica fata: o triunfa el golpe o la "contrareforma". Pero el movimiento obrero puede y debe cambiar este estado de cosas. A condición de que abandone el fatalismo, porque la libertad todavía no se ha perdido, de que se organice contra la escalada golpista, porque de su pasividad depende el triunfo de aquellos, y de que sea capaz de incidir sobre las distintas estrategias en juego: la de los golpistas, la de la burguesía, la de sus dirigentes mayoritarios y la de ETA.
La estrategia de la tensión
La entrada de Tejero en el Congreso mostró cuán amplio es el grado de autonomía de un ejército plagado de golpistas respecto al régimen del 15-J y a la propia burguesía. Desde entonces, una parte del mismo trabaja en la dinámica de un nuevo golpe, buscando crearse una base social, todavía hoy insuficiente, y convencer a los elementos más "constitucionalistas" de la necesidad de una involución. Las filtraciones del sumario del 23F, las agitación golpista en la calle, la utilización de los atentados de los Grapo y ETA en los primeros días de mayo y el propio 23M son eslabones de una cadena que busca cumplir esos objetivos. Y con un Ejército de esas características y que difícilmente es controlable por nadie, un nuevo intento de golpe puede producirse en cualquier momento.
Sin embargo, los últimos acontecimientos han mostrado la falta de unanimidad de los sectores golpistas. Si el grado de autonomía del Ejército es considerable, los sucesos de Almería ó el 23M23F pudo desorganizar una operación de más envergadura pensada para más tarde, los últimos sucesos reflejan que unos sectores se van autonomizando de otros, lo que agrava la estrateia de la tensión, ciertamente, pero plantea problemas a los propios golpistas. ponen de manifiesto que existen alas con distintos proyectos para volver a una dictadura militar. Al igual que la "precipitación" de Tejero el
Pero los sucesos como Almería o el 23M también le plantean problemas al gobierno [de UCD]. Atrapado en la estrategia de la tensión, éste no quiere hacer frente a la dinámica golpista, sino que, por el contrario, la utiliza para restringir aún más las libertades. Al ocultamiento de la verdad sobre el "tejerazo" y a la puesta en libertad de los guardias civiles implicados se les une ahora una verdadera burla en la explicación de los últimos dos fenómenos. Cuando tres trabajadores aparecen quemados y descuartizados a manos de guardias civiles, cuando hasta el "final feliz" del día 23M todos, e incluso el mismo gobierno estaban convencidos de que los asaltantes eran mienbros de este cuerpo, cuando primero son "anarquistas, maleantes y chorizos", después, en el debate parlamentario, "pagados por la ultraderecha" y, finalmente, "simples atracadores", la consecuencia no puede ser otra que la total pérdida de credibilidad y el convencimiento de que la política de la UCD pasa por exculpar de una agresión a aquellos que realizarán la siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario