sábado, 4 de abril de 2009

G-20



De Washington, en noviembre del 2008, los poderosos del mundo (G-20 + 2) sacaron unas conclusiones claras: más controles por parte de los zorros –FMI, BM, OMC y Bancos Centrales- sobre las “gallinas” de los productos financieros, para que todo sigua igual, además de reforzar las medidas más liberalizadoras comerciales, es decir, que a través de la OMC, las economías y gobiernos dominantes, EEUU, UE, Japón, Canadá, China, India y en parte Brasil, sigan con sus intercambios comerciales absolutamente desiguales. Para llegar a Londres, 2 de abril 2009, los poderosos del mundo (G-20 +2), han puesto a disposición del sector financiero privado, fundamentalmente, más de 4 billones de euros, de dineros públicos. Han permitido, consentido y ejecutado, que las grandes multinacionales se lleven por delante más de un millón de puestos de trabajo: las finanzas más de 250.000 despedidos; las farmacéuticas cerca de 40.000; las industrias de informática, tecnológicas y telecomunicaciones más de 180.000 despidos; la automoción cerca de 200.000 y los que vendrán; aceros, manufacturas, distribución, minería, electrónica, líneas aéreas, otros, suman en total otras 500.000 personas desahuciadas. Quienes manejan las ideas de que el libre comercio es la condición del desarrollo y, por lo tanto, la solución a los problemas de varios cientos de países del Sur y de millones de seres humanos de los países del Norte, sustentan una lógica interesada, la lógica del beneficio y las tasas de ganancia de varias centenas de Multinacionales mundiales y sus dueños. El capitalismo de un moralista como Adam Smith, consideraba que la búsqueda del beneficio privado, individual, dejando actuar al mercado de manera absolutamente libre (el “laisser fair” o, dicho a su manera, la autorregulación) conseguiría la felicidad para todos. Pues bien, esta “mano invisible” ha resultado ser un “írseles las manos” hasta el riesgo de amenazar el capitalismo desarrollado, amén de cargarse el planeta con este modelo de desarrollo. Es un sistema perverso y salvaje, a la vez que racional (racionalidad económica), basado en el más rancio individualismo metodológico. Otro mundo, otras relaciones sociales son posibles a condición de que las exijamos con la fuerza de la razón y la razón de la fuerza social.
José Mª Dominguez- IS de Benicarló

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