miércoles, 21 de abril de 2010
CUERVOS NEGROS
Una de las cosas que más me llaman la atención de las personas sensibles, al valorar lo que está ocurriendo en el mundo durante los últimos meses, es el enorme desfase existente entre la dimensión de la crisis y la tibieza de la respuesta de los sectores sociales particularmente golpeados por la misma, resulta muy llamativo que desde hace mas de diez años, han sido numerosas las voces que se han alzado para proclamar la insostenibilidad del modelo neoliberal dominante. Muchas de estas voces lanzaron muchisimas propuestas alternativas que movilizaron a otras muchísimas personas en todo el mundo. Ahora, en cambio, parece que hayamos entrado en un estado de necesidad: se habla muy poco de estas propuestas alternativas y las movilizaciones altermundialistas han decaído de forma alarmante. Es lo que corresponde al optimismo de la voluntad que acompaña al pesimismo de la inteligencia de los de abajo. Nunca sabemos del todo lo que el capitalismo es o puede llegar a ser. Pero hemos visto muchas veces las alas del cuervo y parece que, efectivamente, el cuervo mismo no puede ser más negro que sus alas. En el capitalismo, las crisis han sido siempre una oportunidad para que el capital reestructure y reorganice sus relaciones con el trabajo. Dicho en plata: ocasión para hacer pagar a los trabajadores, a los de abajo, los efectos y consecuencias más negativas de la situación creada. No es que el capital busque intencionadamente la crisis para ello. Es que el capital busca sacar tajada de la crisis económica y financiera para someter aún más férreamente a la fuerza de trabajo. Lo ha hecho siempre así y no hay razón para pensar que vaya a dejar de hacerlo en esta combinación de crisis interrelacionadas que estamos viviendo ahora.
Las personas poco informadas tal vez se sorprendan de la cantidad de discursos que hoy se escuchan sobre lo necesario que es “refundar” el capitalismo. Pero, a poco que uno quiera informarse, se dará cuenta de que la refundación del capitalismo es precisamente el eslogan que sigue siempre a la crisis y que ha augurado siempre la utilización de la crisis desde arriba. Previsiblemente, en los países que han hecho de locomotora del capital habrá concesiones político-jurídicas; en los vagones de tercera no habrá ni eso y estará en peligro hasta la democracia demediada que conocemos. Eso es lo que nos enseñan ciertos intelectuales “profundamente anticapitalistas”. Y hay que escucharles, porque sabían de qué hablaban antes de que entráramos en el estado de necesidad. Y luego habrá que atender también a las razonables medidas alternativas que proponían: condonación de la deuda de los países empobrecidos; tasar los intercambios financieros y comerciales especulativos; redistribuir la riqueza para acabar con las desigualdades sociales flagrantes; renta básica de ciudadanía; cambiar los tiempos de trabajo y cuidado para favorecer la igualdad entre hombre y mujeres; soberanía alimentaria y energética; sostenibilidad ecológica en serio, de todo esto, y de cómo llevarlo a la práctica, habrá que hablar con más concreción. Pero, si no se tiene eso ya en el horizonte, muchos creeran que el cuervo es mas negro que sus alas.
Jose Mª DOMINGUEZ, IS-PSPV
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