sábado, 8 de marzo de 2008

¡FUERA VUESTRAS MANOS DE LA CLASE OBRERA!

Declaración de El Militante ante el asesinato por parte de ETA de Isaías Carrasco, obrero de 42 años y ex concejal del PSE de Mondragón

1. El viernes día 7 de marzo, último día de campaña electoral, ETA ha atentado contra Isaías Carrasco, trabajador socialista y ex concejal del PSE en Arrasate - Mondragón. Su hija y su mujer han sido las primeras en presenciar su agonía en el portal de su casa, segundos después de escuchar la detonación de los disparos.

Desde la Corriente Marxista El Militante, queremos mostrar toda nuestra solidaridad y apoyo a la familia de Isaias y a sus compañeros del PSE y la UGT de Euskadi. Este atentado es una agresión inaceptable contra el conjunto de la clase trabajadora de todo el Estado español, y particularmente contra los obreros vascos.

2. Una vez más tenemos que asistir consternados al asesinato de un trabajador, de un militante del movimiento obrero, por parte de ETA. ¿En qué puede ayudar a la lucha del pueblo vasco a favor del socialismo y de los derechos democráticos matar a un obrero socialista? Absolutamente en nada. Cualquier trabajador con conciencia de clase comprende que las acciones de ETA solo benefician al Partido Popular y a la reacción, es decir, a los enemigos jurados de los trabajadores. Las acciones armadas de ETA, sus métodos basados en el terrorismo individual, son absolutamente contraproducentes. Como la experiencia ha demostrado sobradamente, con la excusa de la lucha contra ETA se está fortaleciendo el aparato represivo del Estado, aprobándose distintas leyes, como la Ley de Partidos, que recortan salvajemente los derechos democráticos y son utilizados contra el conjunto de la clase trabajadora y la juventud. Por otra parte, los atentados no afectan a la fortaleza represiva de la burguesía, pero si debilitan la defensa de los derechos democráticos de Euskal Herria y más concretamente del derecho de autodeterminación. Con sus acciones, ETA facilita el trabajo de la derecha y favorece los prejuicios del nacionalismo españolista entre sectores más amplios de la población.

3. A raíz de este atentado, el PP pretende impulsar, de nuevo, la ola de chovinismo españolista contra el pueblo vasco. El Partido Popular, como representante directo de la burguesía española, utiliza demagógicamente frases como "el derecho a la vida" o la "defensa de la democracia" de la forma más hipócrita. Los dirigentes del PP siempre se han jactado de defender la dictadura franquista y sus crímenes, de justificar la brutal opresión que padecieron millones de personas en el Estado español durante 40 años, y la represión más descarnada contra cualquier derecho democrático en las nacionalidades históricas. De la misma forma, estos defensores de la "libertad", como representantes consumados del capitalismo, cierran la boca y permanecen mudos ante la sangría permanente que significan los accidentes laborales, que se han cobrado la vida de más de 10.000 trabajadores en la última década, o respaldan incondicionalmente la aventura militarista del imperialismo norteamericano en Iraq, que ha costado decenas de miles de muertos y la destrucción de un país hasta hundirlo en la barbarie. Por tanto, los dirigentes del PP no tienen ninguna autoridad moral para pretender defender a la clase trabajadora. Su actitud de boicot permanente para lograr una salida política a la cuestión nacional vasca tras la declaración de tregua de ETA, demuestra que no querían ni quieren buscar una solución, ya que las acciones de ETA les ayuda para mantener un apoyo electoral del que carecerían.

4. Igualmente, la burguesía vasca PNV-EA con su defensa demagógica de unos derechos democráticos que pisotean cada día, como prueba que el País Vasco está en cabeza de la privatización de la sanidad y la educación pública, solo está interesada en obtener réditos electorales y en llenar una vez más sus bolsillos. Solo la clase trabajadora, que somos los que sufrimos todas las expresiones de violencia, estamos interesados en una solución auténtica y definitiva a esta situación.

5. Tras el vil atentado de ETA vuelven a resonar con fuerza los llamamientos a favor de la unidad de todos los demócratas para acabar con el terrorismo. Los dirigentes del PSOE deberían aprender de la experiencia de esta legislatura. La derecha no tenido ningún problema en utilizar cualquier medio a su alcance para golpear con saña y desgastar al gobierno de Zapatero. La cuestión de la negociación con ETA ha sido uno de los grandes ejes de sus ataques y este discurso, basado en la mentira y la manipulación, se ha mantenido durante toda la campaña electoral. Por su parte, el Gobierno del PSOE cediendo a las presiones de la derecha en numerosas ocasiones, renunciando a defender un auténtico programa socialista y negándose a movilizar a los trabajadores y la juventud contra la reacción, ha permitido a la derecha un margen de maniobra impensable hace cuatro años y que ha utilizado a fondo. Ahora sería un grave error seguir profundizando por esta senda de colaboración y pacto con el PP, del que sólo ellos saldrían beneficiados.

6. La dirección del PSOE y de IU deben rechazar cualquier acuerdo político con el PP. Las calles han demostrado que no es posible la unidad con una derecha que añora la época franquista y que no pierde ocasión de atacar salvajemente las organizaciones de la izquierda. Si realmente se quiera poner fin a los métodos del terrorismo individual de ETA, es necesario luchar con una política auténticamente socialista, basada en la independencia de clase. Y una política auténticamente socialista pasa por defender consecuentemente los derechos democráticos: deben derogarse las leyes represivas, como la Ley de Partidos, que supone una amenaza directa contra las organizaciones de izquierda y que ha impedido que cientos de miles de jóvenes y trabajadores de Euskal Herria pudieran tener representación política en estas y en pasadas elecciones; debe suprimirse toda la legislación de excepción, que recorta agudamente las libertades democráticas y penaliza con cárcel supuestos delitos de opinión e ideas políticas; hay que depurar de elementos reaccionarios el aparato del Estado, los tribunales, la policía, y el ejército, permitiendo que la democracia entre realmente en los cuarteles.

Al mismo tiempo la izquierda debe defender el derecho democrático a la autodeterminación en las nacionalidades históricas, que la población de estas nacionalidades pueda expresarse libremente por el tipo de vínculo que quiere establecer con el Estado español, incluida la posibilidad de independencia. Como marxistas, estamos persuadidos que la independencia de Euskal Herria, Cataluña o Galicia en el marco del capitalismo no es ninguna salida para los problemas que padece la juventud y la clase trabajadora en estas nacionalidades. Por el contrario, como demuestran las experiencias de los territorios de la antigua Yugoslavía, la independencia formal bajo el capitalismo lo único que ha significado para la mayoría de su población ha sido sustituir una opresión por otra, cambiar de amo en beneficio del imperialismo europeo y norteamericano, y desatar guerras fraticidas absolutamente reaccionarias. Los marxistas defendemos la unidad de clase, pues los trabajadores de Euskal Herria, de Cataluña y de Galicia tenemos los mimos intereses que los trabajadores de Madrid, Andalucía o Extremadura. Por eso defendemos y luchamos por una Federación Socialista en la Península Ibérica, que respete los derechos democráticos, y que acabe con la opresión nacional y de clase, algo que sólo será posible fortaleciendo la lucha por el socialismo unidos por encima de fronteras nacionales.

7. Este atentado de ETA, que los marxistas de El Militante condenamos frontalmente, pretende distorsionar el resultado de las próximas elecciones. Pero la abstención el día 9 de marzo beneficia al Partido Popular y a la reacción, a los enemigos de la causa de los trabajadores. Por tanto, la clase obrera y la juventud debemos movilizarnos para derrotar a la derecha en las urnas, aumentando nuestra organización y nuestra capacidad de movilización para conseguir que el nuevo gobierno aplique una política realmente de izquierda, en beneficio de la mayoría aplastante de la sociedad.

La lucha por los derechos democráticos de las nacionalidades oprimidas del estado español, como el derecho de autodeterminación, solo se puede alcanzar si es asumida por la clase trabajadora de todo el Estado como parte de la lucha por la transformación socialista de la sociedad. Solo unidos por encima de fronteras nacionales y organizados con un programa marxista podremos acabar con la lacra que representa el capitalismo y su legado de barbarie y opresión.

7 de marzo de 2008

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