sábado, 28 de febrero de 2009

LA ÉTICA Y LA POLÍTICA

Preocupación y tristeza me causa la separación que algunas personas de izquierda realizan entre ética y política. En especial cuando justifica la corrupción del carácter. Sus hacedores parecen renunciar al ejercicio crítico de la razón para justificar lo injustificable. Su apuesta abraza un discurso corrosivo para las nuevas generaciones que buscan fundamentos para la construcción de proyectos alternativos. Su pedagogía incita al delito y el mensaje al fraude: se puede robar, mentir, ser un violador, matar, enriquecerse, no menos que pactar con torturadores y narcotraficantes; nada impide seguir en la izquierda. Da lo mismo que da igual. El pragmatismo subsume la ética. Es un pensamiento borroso. Los actos políticos no tienen consecuencias políticas, sólo penales. Es mejor no pensar, derivar la responsabilidad política hacia el electorado, al denominado voto de castigo. Debe ser el soberano quien dé la espalda a los corruptos. Si la izquierda realmente existente roba, viola y es corrupta, es nuestra y preferible a la derecha. Cuestión que olvidan, nos pone al mismo nivel de estercolero. Cuando dicen que es mejor aplazar la crítica. Y uno se pregunta: ¿para cuándo? Estoy seguro que ni José Martí, ni Sandino, ni Salvador Allende tuvieron cola que pisarles. Su vida fue ejemplar. Y como ellos, miles en Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Chile, Argentina, Cuba o Perú. Sólo que están en el anonimato y configuran el ejército de militantes en las fábricas, las minas, el campo. ¿Bajo qué principio se puede robar al erario y seguir siendo de izquierdas? ¿Cómo se puede dejar libre a torturadores y predicar la justicia social?. Sólo cabe vergüenza ante la traición. al pueblo En sí, lo dicho supone la renuncia a la lucha por la democracia, la liberación y el socialismo. Los corruptos no son nuestros ahora ni lo serán nunca. La izquierda no tiene nada en común con personajes o partidos que tras años de luchas en la clandestinidad acaban ejerciendo el poder como líderes millonarios, construyendo mansiones, pisos de lujo y cuentas bancarias en paraísos fiscales. En la lucha por la liberación y el socialismo, ética y política navegan y constituyen parte de un mismo proyecto: el bien común y el sentido social del quehacer militante de la izquierda. Ya en el siglo XIX cualquier desliz, violencia de género, ir borracho, no acudir a las reuniones, todos ellas conductas poco honorables, acarreaban pública condena y expulsión de la militancia. Y lo más importante, la ciudadanía tenía clara la diferencia entre derecha e izquierda. Advertía la coincidencia entre capitalista, ser corrupto y participar de los pecados de la carne. Sin embargo, entendía la distancia que separaba a un socialista, un demócrata, un comunista de tales miserias. Su vida era un aval para el comportamiento ético y tenía una carga de compromiso social inexcusable. Este mensaje lanzado desde la derecha tiene un lema sencillo: disfruta el momento y no te dejes llevar por la conciencia. Sin ejercer la crítica, por inoportuna, y tildados de hacer el juego a la derecha, los indicadores de esta contradicción están siendo descalificados o marginados. Se debe romper este círculo vicioso y recomponer el debate. Es necesaria una pedagogía para la lucha emancipadora anticapitalista, donde se practique la unidad entre ética y política. Recuperar esta práctica liberadora al decir de Paulo Freire nos pondría en la construcción de la alternativa democrática y por el socialismo del siglo XXI. Amén de explicar la diferencia entre derecha e izquierda. Otra cosa es avalar una cultura de la muerte, la razón de la sinrazón y el cansancio ético propio del social-conformismo. Hoy Todo el abanico de partido progresistas o de izquierdas vemos una esperanza de futuro, pues el dimitir un ministro, reconociendo sus propios fallos, es dar una lección de ética a aquellos que se pegan con colas en sus cargos y sillones.
Jose Mª DominguezIS de Benicarló

jueves, 26 de febrero de 2009

ES NECESARIA LA NACIONALIZACIÓN DE LA BANCA Y DE LOS GRANDES MONOPOLIOS


El pasado sábado día 31 se celebró el Comité Provincial del PSOE de Málaga, tras el Congreso celebrado el 19 de Junio. Durante el acto, la corriente Izquierda Socialista de Málaga-PSOE presentó la Moción que a continuación se pública, la cual fue asumida por UNANIMIDAD por los representantes del Comité Provincial que asistieron al acto.

MOCION DE URGENCIA PRESENTADA ANTE EL C. P. DEL PSOE DE 31-1-09

"La crisis económica se ha deslizado hacia la recesión y se acerca peligrosamente a una depresión de consecuencias imprevisibles. La burguesía, con el PP a la cabeza, le echa la culpa de todo al compañero Presidente Rodríguez Zapatero, a la vez que exige que la factura la paguemos los asalariados. Los grandes tiburones, los buitres que se han estado alimentando durante años de la especulación, de la explotación y del control salarial de los trabajadores, sumiendo al pueblo en una deuda hipotecaria colosal, están cómodamente sentados en la gran banca y las multinacionales, junto con los grandes terratenientes y los especuladores del ladrillo que han saqueado los bolsillos del pueblo con sus escandalosos beneficios y corrupciones.

Mientras no se termine con los privilegios de esta clase de parásitos, nuestro gobierno se estará limitando solamente a "cortarle las uñas a la burguesía" para que sus arañazos a la clase obrera no sean demasiado sangrantes, pero si dejan en sus manos lo fundamental, entregándoles 150.000 millones de euros para que reanuden el ciclo, la clase trabajadora no podrá levantar cabeza en mucho tiempo.

Los males que afectan a este país son males de fondo, problemas estructurales, de un modelo capitalista, de economía de "libre mercado", que equivale a "libre explotación", como lo demuestran los más de 3 millones de parados. El encarecimiento de la vida, los problemas como el de la vivienda, la educación, la sanidad, los gastos para bienestar social, no están necesitando solamente unos pequeños retoques, sino que es necesario un programa social a fondo, que llegue hasta las raíces de los problemas y ofrezcan soluciones válidas.

Si no es con un giro a la izquierda, nuestro gobierno no podrá cumplir las promesas anunciadas, porque la pregunta clave es: ¿Cómo hacerlo, con qué recursos, cuando vemos la tremenda oposición de los capitalistas y del PP, que se dedican a boicotear la economía, despidiendo a gentes a mansalva, amparados en la crisis, cuando hasta hace unos meses han venido declarando que obtenían enormes beneficios? ¿Dónde han ido a parar tantos millones de euros que han ganado?

Además, esos mismos burgueses que han estado acumulando beneficios año tras años, ahora exigen dinero al Estado, cuando antes, apoyados en su "liberalismo de conveniencia", criticaban furiosamente toda medida gubernamental que insinuara algún tipo de intervención, tanto en los impuestos, en los controles de inspección o en cualquier otra parcela de la economía, y después de haber obtenido fabulosos beneficios en el pasado, ahora, piden a gritos "intervención estatal", para seguir aumentando su tasa de ganancias, con el chantaje de despedir a los asalariados.

El número de Expedientes de Regulación de Empleos se acercan a 4.000 y es evidente que muchos empresarios ni siquiera tienen la vergüenza de declarar un ERE, sino que despiden por las bravas importándoles un rábano el drama del paro que afecta a millones de familias. Rajoy, hipócritamente, coloca al gobierno ante el brete de aparecer como culpable, si no "socorren" a esa patronal parásita con ayudas del Estado, con demagogia y descaro, exigiendo que el compañero Presidente Zapatero tiene que atender urgentemente a las familias que han perdido sus empleos. El compañero Zapatero debe cogerles la palabra y decretar de inmediato una prórroga del subsidio del desempleo para todo parado que no encuentre trabajo mientras dure la crisis y que ninguna familia cobre por debajo del salario base, esté o no en el paro.

Es necesario impedir más cierres patronales y para garantizar los recursos pertinentes que hagan efectivo estas medidas, se hace imprescindible planificar la nacionalización del sector financiero con la creación de un Banco Público unificando las Cajas de Ahorros. Esto, no solamente garantizará controlar los recursos económicos del país en beneficio de la mayoría, sino que, permitirá conceder créditos baratos, daría confianza y garantizaría los depósitos de los pequeños ahorristas individuales, empresas familiares, PYMES y demás sectores de economía social. El Estado daría un amplio apoyo a todos los emprendedores que mantengan los puestos de trabajo de sus empresas, y que soliciten ayudas económicas, exigiendo a los patronos que pidan ayudas estatales, el control sindical obrero de toda empresa participada por la Administración según la aportación que el Estado conceda, al efecto de luchar contra la corrupción, especulación y despilfarros.

El gobierno socialista, como un gobierno de los trabajadores, elegido por más de once millones de votos, tiene el respaldo suficiente y lo tendría mucho más firme, si respondiera a las críticas demagógicas de la derecha económica del PP y de sus aliados en la derecha eclesiástica, si planteara un plan que rechazara rotundamente otorgar créditos a las empresas a fondo perdido, y en su lugar decretara que toda empresa que presente suspensión de pagos fuese intervenida por el Estado y puesta bajo control de los trabajadores para continuar la producción.

Puede argumentarse que hace falta mucho dinero para eso, pero, en líneas socialistas, vale más invertir esos 150.000 euros en mantener puestos de trabajo que en subvencionar parados. Ahora no parece tan descabellado plantear la nacionalización de la banca y los grandes monopolios, acompañados por un plan social, concertado con los sindicatos, de reducción de la jornada laboral, introducción de la escala móvil precios-salarios, jubilación a los 60 años y demás apoyos sociales a las familias más necesitadas.

Todos podemos imaginar el entusiasmo que estas medidas sociales podrían despertar entre las masas, si a la vez, se hace un llamamiento al fortalecimiento del partido, para que los trabajadores nos respalden y se moviliza al movimiento sindical para que en unidad de las izquierdas, podamos autogestionar y desarrollar este programa socialista.

Es cierto que el PP y la patronal protestarían por la aplicación de estas medidas sociales, porque lo que pretenden es que el Gobierno del PSOE esté a su servicio, en lugar de al servicio de los trabajadores como corresponde a un partido obrero de izquierdas. Vemos con estupor cómo los capitalistas con los banqueros al frente se quejan de algunas medidas, esos que han tenido la cara dura de argumentar que sus beneficios han sido buenos pero que están consiguiendo del gobierno la concesión de liquidez, de bajarle los impuestos y otras prebendas, cuando ellos han venido desangrando la economía del país durante años.

Actualmente, cuando el compañero Rodríguez Zapatero tiene todavía un prestigio grande entre los trabajadores de Europa, América Latina y otras zonas del mundo, sería muy bien visto por las masas a escala mundial, una propuesta de un programa auténticamente socialista que nos sacara de la crisis. El PSOE tiene el poder en sus manos, porque tiene el apoyo de las fuerzas decisivas de la sociedad y democráticamente ninguna fuerza podría oponerse a los deseos de los trabajadores de profundizar en el avance al socialismo.

Con la planificación científica de la economía, el programa de transformación social necesario se haría imparable, aplicando medidas contra el paro y por unas condiciones de vida dignas, que podrían ser llevadas a cabo con una enorme rapidez, pues tendrían todo el apoyo de los Sindicatos de Clase y partidos de la izquierda, con la clase trabajadora empujando en la lucha, a la vez que tendrían una gran repercusión internacional, porque las condiciones objetivas están más que maduras ya que el capitalismo no puede ofrecer a corto plazo ninguna respuesta creíble ni viable.

Nuestra dirección tiene un grave dilema: El de animar a las masas y dirigirlas de forma decisiva hacia la transformación socialista de la sociedad, o entregarse claramente a las exigencias del capital, porque como dijo Pablo Iglesias, en momentos cruciales "hay que optar, o con los unos o con los otros". En la actualidad, el mejor camino es la defensa de los intereses de los trabajadores y los pobres, enfrentándose claramente a los del capital, pero ello sólo es válido si está acompañado por un programa adecuado. Porque si el gobierno del PSOE consiente en que, en un momento de suma gravedad como por el que atravesamos, en que los centros decisivos del poder económico permanezcan en manos de la burguesía, de los banqueros, de los capitalistas, que no ha sido elegidos democráticamente por nadie, las aspiraciones y esperanzas de la clase trabajadora que todavía confiará en el socialismo podrían verse frustradas.

La situación social es volátil y podríamos ver cambios repentinos y bruscos en el comportamiento de las masas, si no se cumple con las expectativas y necesidades de la clase trabajadora y la juventud; recordemos las voces de la noche del triunfo electoral, que se gritaba "Zapatero, no nos falles", lo que indica que el pueblo no admite flaquezas en sus dirigentes, porque en cuanto que el compañero José Luis Rodríguez Zapatero empezara a claudicar, los banqueros, monopolistas, terratenientes, en santa alianza con la "derecha eclesiástica", como vimos en la anterior legislatura, se dedicarán de lleno a socavar y boicotear al gobierno del PSOE y con sus intrigas, sus boicoteos, sus "ejércitos pancarteros de sotanas", sus cierres empresariales, su huelga de inversiones de capitales, sus fugas de divisas, y demás medidas antisociales, llevarán a un incremento inaguantable del paro que creará una situación social altamente conflictiva, buscando de esa manera el descrédito total del Partido Socialista, para volver a la carga con una alternativa de derechas radical, lo cual sería muy peligroso.

El futuro de la clase trabajadora y de las capas menos favorecidas de la sociedad depende de la defensa y aplicación de un adecuado programa socialista, porque ha quedado demostrado que el capitalismo ha colapsado. El deber de todo socialista, de todo trabajador, de todo progresista, de toda la izquierda, es la de apoyar, ofrecer y pedir al partido la aplicación y defensa de un programa que represente un giro social con todas nuestras fuerzas. Por ello, hay que profundizar en el debate para continuar la búsqueda del mejor programa a aplicar con la participación activa y democrática de la mayoría de la población que es la clase trabajadora en lucha por estos objetivos y de esta forma, con el concurso activo de las organizaciones políticas, sociales y culturales de la izquierda, en unidad de acción, estaríamos en condiciones de avanzar hacia una sociedad verdaderamente democrática, donde, liberados de la lucha cotidiana por la supervivencia y con los medios de producción bajo control de la mayoría de la sociedad, los trabajadores y nuestras familias podríamos participar conscientemente en todas las decisiones políticas, económicas, sociales y culturales de una sociedad basada en la ética, poniendo al ser humano en el fundamento de la economía, y ésta al servicio de la Humanidad."

AREA DE INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN.

IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A

domingo, 15 de febrero de 2009

ELECCIONES EN VENEZUELA: ¿POR QUÉ MANIPULA TANTO "EL PAIS"


Uno no puede leer si no con indignación la cobertura que la prensa mundial está haciendo del referéndum constitucional en Venezuela que se celebra hoy. Muy particularmente la prensa española es especialmente venenosa y pérfida contra la democracia en Venezuela. La simple decisión de permitir que el presidente o cualquier otro cargo de elección popular tenga la posibilidad de postularse cuantas veces sea necesario a través de una reforma de la constitución en referéndum (es decir de un aumento de los derechos democráticos de los venezolanos) está siendo motivo de una campaña desesperada por criminalizar la revolución venezolana y especialmente señalar que esto es un paso más hacia la dictadura de Chávez.


La campaña contra Chávez trata de ocultar el movimiento revolucionario de masas.


La causa de toda esta inquina, de toda esta campaña de mentiras, está en el miedo que tiene la burguesía mundial a la revolución venezolana. Ante todo se trata de ocultar bajo un mar de mentiras, tergiversaciones que en Venezuela existe un movimiento de masas, que hay una revolución. Y que esa es la base sobre la que el Presidente Chávez puede mantenerse en el poder. Al contrario, la matriz de opinión de la prensa trata de mostrar a Chávez como un tirano , que consigue mantenerse en el poder sobre la base de la violencia , la intimidación y la compra del pueblo sobre la base de la renta petrolera.


Uno de los ejemplos más sangrantes sobre la campaña contra “la dictadura chavista” es la línea editorial del diario “El Pais” de España. Por ejemplo el día de hoy 15 de febrero en portada de la edición digital de “El País”. En el mismo hay un artículo titulado “Chávez quiere ser Chávez” . El articulo comienza, no dando una información, si no diciéndonos como al periodista lo llama Chávez ….en una grabación. El periodista Pablo Ordaz asocia este mensaje telefónico a la idea de que en Venezuela, el pueblo en determinadas zonas no tiene celulares, es pobre y que esto es una muestra supuestamente el despilfarro de Chávez y cómo el mismo utiliza todos los recursos del estado para perpetuarse en el poder. ¿Se puede manipular más una noticia?. No refleja un hecho, si no que concatena una experiencia personal con otros hechos para dar una opinión personal preconcebida. Otro ejemplo de manipulación que "El País" elabora en el artículo es la expresión “Los venezolanos siguen estando "a la orden" cuando les llaman a votar”. Estar a la orden es una expresión coloquial que significa “estar a disposición”. Claro, “El País” manipula la idea ligándola militarización del país y cómo una prueba más del avance del totalitarismo Chavista en la sociedad.


En ese mismo artículo aunque le pese al autor tiene que reconocer que la causa fundamental de que Chávez siga ganando significa ganando es la verdad no se puede tapar, cómo el sol, con un dedo, incluso para un reaccionario que se pasee por las calles de Caracas. “La cuestión, que todavía pesa a la hora de votar y contra la que tiene que luchar la oposición a Chávez, es que hasta no hace tanto en esos barrios de mala muerte y peor vida nadie había visto a un médico.” ¡Por fin parece que la verdad asoma!.


Pero ¡¡ah despacio!!. No sea que algún lector de “El País” haya terminado de leer el artículo y haya sacado una conclusión positiva o al menos que se acerque a la verdad de lo que sucede en Venezuela. Al final del artículo hay un apéndice que dice: “Ley seca y tiros”. En él se relata la prohibición de vender alcohol durante la jornada electoral (asociándolo con Chicago en los años 30) y da fe del asesinato de varios jóvenes por el hampa. No sea que algún lector saque conclusiones equivocadas a las que nosotros (los editores del país) queremos que saquen¡¡


¿Es el pueblo venezolano capaz de tomar sus propias decisiones?


En el fondo a esta campaña internacional (y este artículo) subyace la idea de que el pueblo venezolano, las masas no tienen criterio para elegir y su opinión es maleable como la arcilla. Es la vieja idea de la burguesía venezolana que está impregnada hasta el tuétano de la idea imperialista, que repite “El PAIS” todos los días, no directamente, pero sí subrepticiamente, de que los pueblos de los países atrasados (generalmente pobres en su gran mayoría) no pueden gobernarse por sí mismos pues carecen de cultura, educación e instrucción. Esto explica para ellos que cualquier oportunista, populista, (Chávez) puede comprar o manipular en base a la propaganda al pueblo, que carece de criterio propio. Por ello pese a que Chávez convoque elecciones una y otra vez estas no reflejaran la voluntad del pueblo, pues este carece de ella, si no la de la maquinaria electoral chavista, que además, según la derecha, coarta la libertad de expresión.


Esta idea, que está detrás de toda la campaña, es la idea que desde el siglo XVI ha justificado la dominación imperialista sobre los pueblos coloniales. No pueden gobernarse por sí mismos, si no que necesitan del concurso de los países más adelantados. No hay idea más repugnante y que refleja mejor la mentalidad de la burguesía imperialista y de sus plumíferos a sueldo. Esa idea la repite la burguesía española que tiene intereses muy poderosos en América latina. Muy especialmente el grupo Prisa propietario de “El país” que tiene en su poder buena parte de los medios de comunicación del continente.
Los trabajadores y pobres venezolanos han demostrado un elevado nivel de conciencia y un criterio muy alto para distinguir quienes defienden sus intereses y quiénes no. Especialmente están prevenidos contra la manipulación de los medios de comunicación, demostrando su conocimiento, cultura e instinto político certero.


Durante el golpe de estado de abril de 2002, todos los medios de comunicación intentaron crear una matriz de opinión, respecto a que Chávez era responsable de la matanza de Puente Llaguno, cuando una marcha de la derecha trató llegar hasta el palacio de Miraflores. Esta marcha se desvió de su recorrido y se encontró con manifestantes bolivarianos y la guardia nacional que impidieron que continuara hasta la sede del gobierno nacional. Hubo disparos de franco tiradores y decenas de muertos y heridos. Cómo se probó después y se jactaban públicamente los golpistas, todo formaba parte de un complot organizado por la oposición y el imperialismo que perseguía criminalizar a Chávez con el fin de justificar el golpe de estado que se dio el 11 de abril.


Los organizadores del golpe, los actuales dirigentes de la oposición, esos que el periodista de “El Pais” Pablo Ordaz señala en su artículo de hoy como “Los gobernantes que representan al bloque opositor son, casi con toda seguridad, más demócratas que los instalados ahora en el poder” cerraron todos los medios de comunicación del gobierno de Chávez. Mientras tanto todos los medios privados justificaban el golpe de estado y silenciaban las muestras de rechazo al golpe que eran duramente reprimidas en la calle. Hay que señalar que por aquel entonces el diario “El país” se felicitó por la caída de Chávez manifestándose a favor de golpe fascista. ¿Cuál fue la actitud de los trabajadores y pobres venezolanos, esa masa cuya opinión según la derecha, el imperialismo y sus periodistas es moldeable como arcilla, carece de criterio propio y se dejan llevar por el primero que les da unas monedas?. Los trabajadores y pobres salieron en masa a las calles para derrotar el golpe y restituir al presidente que había sido elegido por ellos mismos. Los trabajadores y pobres no se dejaron engañar. Ese desprecio a las masas, condujo a la derrota de la derecha y el imperialismo. Sin embargo, la reacción del pueblo no sorprendió a los marxistas que basamos toda nuestra política en la confianza en la capacidad de lucha, de iniciativa revolucionaria de las masas.

La expulsión del periodista y eurodiputado derechista Luis Herrero.


A todo esto se suma la expulsión del país del eurodiputado del PP, Luis Herrero. Herrero, periodista de derechas, que durante años trabajo en la cadena de radio COPE al servicio de la conferencia episcopal española -es decir un conocido reaccionario- vino a Venezuela del manos del partido de derechas católico Copei como observador electoral. Nada más llegar, en rueda de prensa, habló contra el proceso electoral cuadrándose con la oposición. Eso motivó su expulsión del país. Según la prensa burguesa otra muestra más del carácter antidemocrático de Venezuela.
Un país que lucha por su independencia nacional y por el derecho a regir sus propios destinos tiene el derecho a defenderse de cualquier injerencia extranjera en sus asuntos internos: por ello la expulsión de Luis Herrero que entró grosera y provocativamente en la campaña electoral a favor del NO, está plenamente justificada. La revolución venezolana tiene el derecho y el deber de defenderse y hacerse respetar.


Lecciones de la “democracia” española.


Pero un momento. Comparemos España con Venezuela. ¿Qué sucede en España , cuando una ciudadano de nacionalidad española, (no un extranjero) da opiniones desfavorable contra el jefe del estado (el rey)?. Pues que súbitamente termina la democracia y todo el peso de la justicia burguesa cae sobre él para acallar una opinión desfavorable hacia el monarca y su familia. Se secuestran revistas , se lleva a juicio a alcaldes , se amenaza con años de cárcel a quien quema fotos del monarca , etc.. En fin, toda la maquinaria del aparato estatal se pone en funcionamiento para salvaguardar la imagen del rey y amedrentar a todo aquel que exponga opiniones desfavorables sobre la vida del Rey de España y su familia.
Este personaje, el Rey, es uno de los hombres más ricos de España, nunca fue elegido por los españoles, si no que fue puesto a dedo por el general fascista Franco, con el que compartió los últimos años de la dictadura cómodamente mientras los trabajadores españoles luchaban por tumbar el régimen fascista siendo recompensados por Franco y el entonces Príncipe que colaboraba activamente con el dictador, con represión y cárcel.
¿Imaginamos que pasaría en España si un extranjero (más sí tiene un puesto de responsabilidad) expresara opiniones contrarias al jefe del estado y contra la “democracia” española?. La pregunta se responde por sí misma.


Los trabajadores de todo el mundo deben conocer la verdad sobre la revolución venezolana.


Los trabajadores de todo el mundo no deben dejarse engañar con la campaña de propaganda del imperialismo. Lo que vemos en Venezuela es la expresión de un pueblo que lucha por liberarse del yugo del imperialismo y el capitalismo. Por eso el odio mortal de la burguesía mundial que ven en ello una amenaza. Para aplastar esta revolución tienen que envilecerla a los ojos de millones de trabajadores y pobres del mundo, desfigurar su programa, sus contenidos y el autentico espíritu que anima a millones de trabajadores y pobres venezolanos. La tarea de cualquier persona progresista es defender la verdad de lo que sucede en Venezuela frente a las mentiras de los órganos de expresión del capital y el imperialismo como el diario “El País” de España.

Yonie Moreno, CMR

martes, 10 de febrero de 2009

CONTRADICCIONES DEL CAPITALISMO: ¿SE PODRÁ SALVAR LA GLOBALIZACIÓN?


Que el capitalismo como modo de producción lleva en su seno fuertes contradicciones es algo sabido desde hace mucho tiempo. Que hemos vivido durante las últimas décadas como si tales contradicciones no se dieran, es algo de lo que muchos se están enterando a fuerza de vernos sumidos en una crisis económica de la que aún no conocemos cuándo y cómo tocará fondo. Y que se quiere salir de la crisis sin abordar de frente esas contradicciones es algo que algunos nos tememos, por ser el camino más corto hacia el fracaso que confirmará la impotencia de las propuestas que se queden en mera expresión de una voluntad desiderativa. Un pensamiento que tiende a confundir los deseos con la realidad no es el mejor aliado en estos momentos, ni por el lado de medidas epidérmicas que no atajarán problemas de fondo del capitalismo global, ni por el otro extremo de proclamas ingenuamente rupturistas que parecen tocar el otro mundo posible como para saltar a él de inmediato.

Si se quiere dar verdadero sentido a la fórmula que en estos tiempos ha circulado diciendo que es “la hora de la política” habrá que poner verdadero empeño y buenas dosis de lucidez analítica para que sea ciertamente así. Será la hora de la política si desde ésta somos capaces de tomar las riendas de los acontecimientos, es decir, de salir de la posición subalterna a la que ha sido relegada la política por la dinámica económica del capitalismo financiero que se ha impuesto en el mercado global.

Cuando se ha desinflado la inmensa burbuja que ese capitalismo bien llamado “de casino” ha construido con su engañosa ingeniería financiera, en tanto que gran máquina para fabricar dinero (capital) a base de generar activos sobre activos con una base cada vez más endeble hasta contaminarlos por el virus de una precariedad crediticia insostenible (“activos tóxicos”), entonces se ha vuelto la vista hacia la política, para que los Estados acudan a socorrer a un mercado en trance de hundimiento. Las inyecciones financieras necesarias para salvar al gran Titanic del capitalismo global –las cuales no parece que vayan a evitar los naufragios individuales de todos los que se ven empobrecidos por pérdida del empleo o arrojados a la marginalidad-, si se quedan sólo en eso no permitirán sacar todas las conclusiones que habría que extraer del fracaso del modelo neoliberal.

Ya comentamos que los adalides de éste no tienen empacho en incurrir en contradicción para atar los cabos económicos y volver a las andadas de la acumulación de beneficios. Si esa contradicción no se hace saltar con la crítica y la acción política eficaz, nos encontraremos con que estaremos verificando la diagnosis marxiana de que “el poder público viene a ser el consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa”, es decir, de la oligarquía que domina las finanzas mundiales, dicho actualizadamente.

Al tratar de poner la política en primer plano no deja de aparecer otra contradicción, propia de nuestra época de globalización: la crisis económica es global y los Estados desde donde le hacemos frente son nacionales. Es en ese desfase donde las soluciones keynesianas encuentran el punto débil que antes señalábamos, que es el que se quiere sobrepasar con acuerdos internacionales. Las dificultades al respecto son muchas, pues tales acuerdos son lentos en fraguar, son de mínimos y no comprometen a todos por igual, amén de plantearse por ahora bajo sutiles dogmas neoliberales que no se han abandonado del todo.

Sin necesidad de esperar a ver qué puede salir de las nuevas reuniones del “G 20+X”, tenemos de inmediato la experiencia de la UE, con enormes dificultades para respuestas conjuntas. Se hace presente el precio de la paradoja política de un Banco Europeo con amplios poderes, sin un poder político de análoga fuerza. La pauta la ha acabado marcando un Reino Unido que no comparte el euro, y quien marca la pauta del euro, Alemania, hace valer sus reticencias respecto a acuerdos por no verse como pagana del futuro déficit.

Si retomamos la pretensión de que la hora de la política sea la de la socialdemocracia, ¿cómo llevar adelante una política socialdemócrata que no se limite a mantener ciertas políticas sociales irrenunciables, sino que además asuma una política económica que se pueda considerar propia de una socialdemocracia renovada? Si eso no se logra, se estaría prorrogando un enfoque meramente socioliberal: políticas sociales que se inclinan según determinado sesgo –hacia prestaciones sociales sin servicios públicos- que se tratan de mantener desde planteamientos económicos neoliberales. Si esa contradicción no se resuelve, al final las políticas sociales acaban siendo engullidas por la economía neoliberal.

Si pasamos de la economía financiera a esa que llamamos economía real hay que estar igualmente atentos a la correlación producción-consumo. Sumidos ya en una etapa de recesión, el objetivo es reactivar la economía productiva. No obstante, el reto político se sitúa en hacerlo de manera suficientemente razonable como para no volver hacia un consumismo compulsivo –el “hiperconsumo” analizado por Lipovetsky, por ejemplo, en La felicidad paradójica- que es inconteniblemente depredador. Es decir, si queremos salir de la crisis con un nuevo modelo productivo no podemos dejar de plantearnos un nuevo modelo de consumo, lo cual tiene que ver con ir efectivamente hacia un nuevo paradigma en el que el desarrollo no esté basado ya en las pautas de crecimiento hasta ahora vigentes.

Cómo alentar un consumo razonable que sea parte de un desarrollo sostenible es clave fundamental para salir de la contradicción entre economía y ecología en la que hemos estado situados. Eso significa que si hay que consumir, el estímulo económico para ello no puede consistir en incentivos para una demanda indefinida. También en este punto la herencia keynesiana debe ser corregida desde una clara conciencia de los límites. El consumo no puede seguir como hasta ahora, pues no hay energía, suelo, aire y materias primas suficientes para mantenerlos, por no hablar de capacidad para almacenamiento y tratamiento de residuos. ¿Cómo, entonces, abordar la crisis de la construcción sin ir a parar a nuevas e injustificables realidades de urbanismo salvaje? Tal es una de las preguntas que en los hechos hemos de responder, particularmente en España, de manera análoga a la que se plantea respecto a cómo reimpulsar el sector automovilístico sin incrementar desmesuradamente un uso del coche privado que colisiona con los intentos de potenciar el transporte público.

La contradicción entre economía y ecología es la que aparece en una nueva versión cuando los países conocidos como emergentes salen a la escena económica del mercado mundial con bríos otrora impensables. Cuando China e India se disponen, por ejemplo, a incrementar su consumo de petróleo acercándose al promedio de otros países desarrollados, entonces éstos se dan cuenta de la dificultad de que los habitantes de economías emergentes empiecen a disponer de coches de manera masiva. ¿Qué hacemos con el propósito de disminuir los índices de CO2? Si hablamos del consumo de carne al que acceden las nuevas clases medias de los emergentes, entonces eso también repercute en el precio de los cereales por ser necesarios en más cantidad para alimento de ganado, con lo cual se genera otro factor que incide en la crisis alimentaria.

Se hace patente que medidas en las que desde Occidente se insiste para frenar el deterioro medioambiental, siendo necesarias, son sumamente hipócritas y bastante egoístas en el modo de plantearse: no sólo no se comparten costes, sino que se pretende que los países emergentes se sometan sin contrapartidas a esa disciplina ecológica que no se dio en lo que fue el desarrollo anterior de los países industrializados.

Las contradicciones generadas por la economía capitalista invaden las relaciones sociales. Así ha venido siendo desde mucho tiempo atrás. Ahora se presentan en nuevas variantes. La economía capitalista de los países desarrollados ha necesitado en las últimas décadas una mano de obra abundante, flexible y barata, y ha recurrido a la inmigración para cubrir esa necesidad. La contradicción sufrida por muchos inmigrantes cuando a su inserción en un mercado de trabajo no le ha acompañado la debida inclusión democrática en las sociedades a las que llegaron, es la que puede verse ahora acentuada cuando también sobre ellos recae de forma más dura el desempleo. Si las trampas de un populismo xenófobo llevan a distinguir entre autóctonos e inmigrantes a la hora de luchar contra el paro, tal contradicción no hará sino agravarse de la mano de una discriminación que repercutirá, por otra parte, en un decremento de la calidad ética de sociedades que se dicen democráticas.

El vivir inmersos en contradicciones acaba provocando, si no se reacciona frente a ellas, que se vea anulada la capacidad crítica y a veces hasta endurecido el corazón. Ocurre en medio de las contradicciones económicas, de las contradicciones sociales y también de las contradicciones culturales que el mismo capitalismo alienta. Podemos recordar aquella obra del sociólogo Daniel Bell, Las contradicciones culturales del capitalismo, que no dejaba de ser muy penetrante por más que su autor se situara en el marco de un liberalismo conservador. Ahí estaba su análisis acerca de cómo el potencial productivo del capitalismo podía verse erosionado por un “espíritu”, ya muy alejado del talante ascético que detectó Max Weber en los comienzos del capitalismo industrial, caracterizado ahora por el hedonismo sin trabas de una cultura consumista.

Mas atendiendo a cuestiones que han aflorado al hilo de la actual crisis es obligado reparar en las alusiones que ha habido por parte de economistas muy cualificados al exceso de codicia por parte de insaciables especuladores financieros que han llevado la economía al crash que ha puesto en peligro el sistema bancario y, tras él, las estructuras productivas de un mundo en el que ya todo afecta a todos. Que se hable de codicia desmesurada no es para extrañarse, aunque no deja de sorprender que lo digan quienes hasta hace poco nunca hubieran hecho tal referencia a un móvil que consideraban motor del mercado.

La contradicción cultural, ética si se quiere, que aflora al hilo de la crisis se pone de manifiesto cuando se apela a la necesidad de recuperar la confianza para que el mercado, empezando por el sistema bancario, vuelva a funcionar: ¿hasta dónde se recuperará la confianza sin haber cambiado el motor de la codicia? Sería ingenuo pensar que va a dejar de operar la mencionada codicia por el hecho de que haya sido señalada como causa de la crisis desde denuncias que no han pasado de reproches moralistas. Vale respecto a tales reproches la crítica que Marx, en La miseria de la filosofía, dedicó a Proudhon por su Filosofía de la miseria, donde éste criticaba el capitalismo considerando a los capitalistas como ladrones. Aparte de que hubiera quien robara muy sofisticadamente –como ahora-, la cuestión se situaba en la explotación estructuralmente organizada para la enajenación de la plusvalía. Por ello, con la sola reprobación moral no se transformaba una situación generada y mantenida estructuralmente. De ahí la necesidad de una crítica de la economía política como la que Marx intentó en El Capital.

Sin crítica de la economía política no enderezaremos hoy la torcida globalización del capitalismo que en nuestro tiempo ha unificado el mundo como gran mercado de mercados pero que, a base de organizar y legitimar estructuralmente la codicia, puede acabar instaurando lo que Mario Benedetti ha llamado en alguno de sus versos “la globalización de los hambrientos”. Ésa es la que no debe darse, y para ello no queda sino aplicarse desde móviles contrarios a la codicia, pero adentrándose por el largo camino del análisis paciente y de la crítica penetrante, de la organización de las resistencias y de la participación democrática en las instituciones, en definitiva de la acción política verdaderamente transformadora.

JOSE ANTONIO PÉREZ TAPIAS.
Coordinador Federal de IZQUIERDA SOCIALISTA-PSOE
Parlamentario Socialista por Granada.