viernes, 13 de julio de 2007

PROSTITUCIÓN: EXPLOTACIÓN SOCIAL

Que desde las filas de la burguesía se alcen cada día más voces defendiendo que las relaciones sexuales entre seres humanos son un terreno más que explotar para la obtención de beneficios, tiene su lógica. Desde su punto de vista, los oprimidos no merecen más consideración que la maquinaria o materia prima que albergan sus fábricas. Otras prácticas habituales como la explotación infantil demuestran que en su concepción de la sociedad, los sectores más débiles y desprotegidos también son despojados del derecho a una vida plena y feliz.
Sin embargo, cuando desde las direcciones de organizaciones construidas por los trabajadores se reivindica la prostitución como una "actividad laboral" más, estamos ante una de las expresiones más repugnantes de su bancarrota ideológica. Tal es el caso del Grupo Parlamentario de IU-ICV, que en febrero de este año defendió la necesidad de impulsar una regulación que ofrezca garantías sociales, laborales y de seguridad para las mujeres y hombres que ejerzan el negocio del sexo de manera voluntaria. O de la dirección de CCOO, que el pasado junio, en la presentación de un libro titulado Derechos de ciudadanía para trabajadoras y trabajadores del sexo, nos explicaba por boca de Ruth Mestre, que la prostitución es un trabajo porque "se utilizan energías para satisfacer las necesidades básicas". Esa es la clave, hacer un negocio, mercantilizar las necesidades básicas de los seres humanos....
Es más, a pesar de ser conocida popularmente como "el oficio más antiguo del mundo", la prostitución no ha existido siempre. Semejante afirmación, al igual que otras como "siempre ha habido pobres y ricos", no solo es engañosa, también interesada. Nos da a entender que las cosas siempre han sido y seran así. Sin embargo, tal como Engels demostró en su texto El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, antes de la sociedad dividida en clases sociales existió el comunismo primitivo: "Sin soldados, gendarmes ni policía; sin nobleza, reyes, gobernadores ni prefectos; sin jueces, cárceles ni pocesos". Los instrumentos de coerción no eran necesarios, ya que hombres y mujeres eran iguales en derechos, no existía la explotación del hombre por el hombre ni la opresión de la mujer.
La prostitución era por tanto inconcebible, tanto como el hambre de unos frente a la opulencia de otros. Fue la aparición de excedentes en la producción y el nacimiento de la propiedad privada, lo que introducirá diferencias entre los miembros de una misma comunidad, abriendo así la puerta a la desigualdad, al sometimiento de una parte de la sociedad por otra, a la opresión de la mujer, a la mercantilización de la vida humana: el trabajo , la alimentación o las relaciones familiares y sexuales. La prostitución, que no es más que una variante de explotación, es una consecuencia más de la sociedad dividida en clases, al igual que la pobreza y la opresión.
En el fondo, la defensa de ideas como el reconocimiento de "actividad laboral" de la prostitución no es más que otra consecuencia lógica del abandono por parte de los dirigentes reformistas de las organizaciones obreras de la lucha por acabar con la sociedad dividida en clases...
QUE ALGO EXISTA, INCLUSO AUNQUE SEA DESDE HACE MUCHO TIEMPO, NO LO HACE NI JUSTO NI ACEPTABLE
Bárbara Areal. EL MILITANTE

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