lunes, 28 de enero de 2008

COSTAS Y AGUA

Vivir a orillas del mar, donde se escucha la risa multitudinaria de las olas del océano, es el mejor antídoto antitodo. Cualquier tosca costa, sea en forma femenina de playa o en forma masculina de acantilado, simbolizan al alba o al crepúsculo la unión del aire, el agua y la tierra. Quienes nunca abandonamos la costa y dejamos a otros la alta mar o la tierra adentro, creemos que debería ser un derecho universal de todo ser humano el ver, al menos una vez, el mar desde una costa. Habría que organizar viajes para que todos los humanos comprendiesen qué es el mundo viendo las olas marítimas en un planeta como el nuestro que merecería llamarse Agua y no Tierra. El agua es un tema demasiado serio a los que ciertos políticos irresponsables suelen recurrir con calculada frecuencia, para soliviantar a esos ciudadanos que no se toman nunca la molestia de contrastar, de verificar la validez y rigor de las consignas y frases tópicas. No por repetir una frase hasta el cansancio se convierte en una verdad científica irrefutable. El Partido Popular no es el Papa de Roma y todos sabemos bien que Camps, Zaplana, Rajoy, Rita Barberá y Aznar no son infalibles ni el Papa de Roma tampoco que la gestión del agua potable, esa que se bebe en la ciudad de Valencia, es controlada por una empresa extranjera, cuyo coste y mantenimiento es muy elevado, siendo sus prestaciones sumamente deficientes. Resumiendo: desde que se ha privatizado la gestión del agua en la ciudad de Valencia, los costes han aumentado de forma imparable, disminuyendo la calidad en todos los sentidos. Pero parece que ese tema no parece interesar ni inquietar a los que tanto hablan de que el agua debe ser para todos. Y no importa a nadie, usuarios y políticos, que los precios del recibo del agua se incrementen injustificadamente en los últimos años, empeorando la calidad del servicio que presta esa empresa extranjera. Tampoco la alcaldesa ofrece alguna explicación convincente al respecto... Ya sabemos que lo único que le interesa es navegar en su barquito de papel. Otra cuestión esencial es que la Comunidad Valenciana es la región que mayores subvenciones, fondos y ayudas europeas recibe para desarrollar proyectos de todo tipo, no revirtiendo esos dineros públicos europeos en la creación de políticas económicas que favorezcan un desarrollo sostenible, armónico y duradero. ¿Por qué tanto cinismo y tanta obsesión por hablar del agua ajena, cuando no existe un verdadero interés por dar un uso racional a un bien que no nos pertenece? Es una realidad incuestionable la creciente despoblación y desertización que padecen el interior de España. Incluso las zonas del interior de la Comunidad Valenciana sufren la huida de los jóvenes hacia el litoral, con las consecuencias negativas que todos podemos ver. No es bueno saturar las ciudades costeras y dejar desierto el interior. La contaminación y los problemas sociales, asistenciales, educativos, urbanísticos, asistenciales, laborales... se disparan y se incrementan de forma imprevisible, al aumentar los desequilibrios territoriales y demográficos.
La ley Valenciana de urbanismo Ley Reguladora de la Actividad Urbanística de la Comunidad Valenciana (LRAU). La concesión a empresas privadas de la posibilidad de urbanizar grandes extensiones del territorio sin ser propietarias de ni siquiera un metro cuadrado del terreno sobre el que pretenden actuar, siendo financiadas no con sus recursos propios o con recursos provenientes de la banca sino con recursos provenientes en exclusiva de los propietarios de los terrenos que esas empresas hayan decidido urbanizar Por otra parte la ley es no ya parca sino manifiestamente contraria a la participación ciudadana en la elaboración de los planes urbanísticos, tanto en la redacción de los Planes Generales de Ordenación Urbana, como en la de unas supuestas directrices que la ley pretende crear para marcar estrategias y objetivos, como en la propia elaboración de los proyectos concretos a aplicar a cada sector dentro del PGOU, donde son excluidos los ciudadanos, y sus organizaciones cívicas, ecologistas, vecinales o de cualquier otro tipo, excepto las empresariales. Desde luego se niega toda participación a las asociaciones de propietarios, permitiéndose sólo la acción de propietarios individuales siempre que esta intervención sea posterior a la aprobación del correspondiente plan o en el caso de que esos propietarios se constituyan en urbanistas, situación en la que la ley acepta que puedan competir con las empresas que desean urbanizar sus terrenos. ¿Que pasaría si una de estas empresas privadas urbanizara nuestra costa norte de Benicarló?....
¿En que situación quedarían las personas afectadas?, eso es algo que el tiempo no lo dirá.

José María Domínguez

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