martes, 30 de noviembre de 2010

LOBBIES


Estamos viendo una ofensiva creciente de los grandes “lobbies” capitalistas, ejemplificada en la declaración y la propuesta impulsadas por la Fundación Everis, presentadas ante el Rey el pasado 16 de noviembre, y en la reunión este sábado 27 de noviembre de representantes de grandes empresas con Zapatero. No nos interesan ya que nos encontramos ante un plan estratégico en toda regla que amenaza con intensificarse en los próximos meses (la Fundación Transición Española anuncia ya un seminario para proponer la reedición de los Pactos de la Moncloa...) y a la que urge responder en todos los planos, incluyendo entre ellos el, cada vez más importante, de las ideas fuerza en torno a las interpretaciones de la crisis, de quiénes son sus verdaderos responsables y de la necesidad y/o la posibilidad de otra política a favor de una salida de izquierdas.

Los documentos presentados por el presidente de la Fundación Everis, el incombustible Eduardo Serra (cuyo “sentido de Estado” le permitió pasar del gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo al de Felipe González y, luego, al de Aznar, siempre en puestos clave) y sus amigos (entre ellos, José María Fidalgo), se caracterizan por un lenguaje tecnocrático que, más allá de constatar algunos de los problemas reales de la economía y la sociedad españolas, no puede ocultar cuáles son sus verdaderas intenciones. La primera es convertir a los 100 “líderes empresariales” y “expertos” a los que ha juntado (entre ellos, por cierto, sólo cuatro mujeres empresarias y una “experta”) en presuntos representantes de la “Sociedad Civil” (con mayúsculas) española, queriendo aprovechar así la crisis de representatividad tanto de los partidos políticos como de los sindicatos e incluso de la propia CEOE para erigirse como protagonistas. Por eso mismo optaron por trasladar directamente sus propuestas al Rey sin pasar siquiera por ZP o la ministra Salgado.

Dentro de ese clima general de indignación creciente, frente al nuevo episodio del “Gran Saqueo” que se prepara es significativo el eco que están teniendo distintas iniciativas surgidas de redes sociales críticas. La izquierda haría bien apoyando, pese a sus limitaciones, iniciativas como ésa, al igual que las Jornadas convocadas por las grandes centrales sindicales para el 15 y el 18 de diciembre, o la Huelga de Consumo y por el reparto de la riqueza y el trabajo propuesta por CGT y con el apoyo de diversas organizaciones sociales para el 21 de diciembre. Todas ellas deberían servir para ir sembrando una “digna rabia” capaz de expresarse en los centros de trabajo y en la calle y de ir avanzando hacia objetivos más ambiciosos
Jose Mª Dominguez

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