domingo, 3 de junio de 2007

DE TRAVESÍA

Las consecuencias de la moción de censura presentada en Benicarló se han visto en este pasado 27-M. Tanto el PSPV-PSOE como el BLOC tienen que asumir su error político. No han sido capaces de ilusionar a un pueblo, no han marcado la pauta de una política diferente de izquierdas, dejándose arrastrar por la inercia de catorce años de gobierno municipa conservador. El pacto de la moción de censura ha sido el pacto que el viento se llevó, pero hay una pregunta ¿qué izquierda queremos?
Es un debate que creo que se debe hacer, que debemos ser capaces de hacer entre todos y todas, porque en el fondo de lo que se trata es de ver si se acepta la derrota de la izquierda y nos conformamos con ir poniendo parches al sistema o, por el contrario, seguimos apostando por construir un modelo de Estado y, sobre todo, de sociedad alternativa, sin renunciar a las conquistas parciales, pero nunca viendo estas como las recetas definitivas, perdiendo de vista los objetivos, no habiendo sido analizado un crecimiento sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Para hacerlo debemos partir de un análisis previo: ¿qué izquierda queremos, cuál es su papel, cuales sus objetivos y sus políticas de alianzas?
Hay que ser capaces de vincular la defensa de lo más inmediato en los barrios, potenciando las asociaciones de vecinos, donde éstas tengan voz en la comisión de urbanismo y no se confunda con la participación ciudadana.
Hay que acabar con el social-liberalismo, que es la forma en la que han evolucionado los social-liberales de Europa, en la época de la globalización. Es decir, adaptándose a las exigencias privatizadoras de las grandes corporaciones multinacionales y a las nuevas necesidades de expansión del capital financiero. Eso sí, el "socialismo postmoderno" lo ha hecho modulando el discurso neoliberal dominante con determinadas reformas de sociedad- generalmente en el terreno de las libertades civiles- y acentuando una relajación de dependencia por parte de las burocracias de los sindicatos mayoritarios hacia las subvenciones de las instituciones estatales y comunitarias. Al tiempo que iba zapando, a través de su alternancia en el poder con los partidos de la derecha clásica, los fundamentos del estado del bienestar tan duramente conquistado por el movimiento obrero durante la postguerra.
Hay que acabar con los barracones (aulas prefabricadas), aunque tengan aire acondicionado, los niños se hielan en primavera y se asfixían en primavera. Se necesita ampliar lo que ya tenemos y la construcción de dos nuevos centros escolares, previendo las nuevas necesidades de la población. ¿Para qué una moción de censura? Pues para que los pactantes nos hayan condenado a una larga travesía por el desierto.
José María Dominguez, Esquerra socialista de Benicarló